De no ser porque hace mucho tiempo, más de treinta años, los violines encajan en su hombro y se cuñan contra su barba rubia, esos instrumentos desconfiarían de la estabilidad de la figura delgada del hombre que los sostiene.
La del maestro Alexei Gulyanitskiy, el invitado de la Sinfónica de Antioquia para la Semana del Violín, es una vida entre el arte. Nacido en Yalta hace 40 años, cuenta que su papá era violinista y fue conductor de orquesta durante 14 años —conductor no es director; se refiere más a lo administrativo—. Que su bisabuelo fue pintor y que su tatarabuelo tocaba el corno.
De modo que si él, Alexei, siguió una carrera en el arte —y en la música—, era algo de esperarse. Creció viendo a su papá, resume. Y el papá le regaló el primer violín que ha tenido.
Este profesor del Conservatorio Estatal de Moscú P. I. Tchaikovsky, vino a la Semana del Violín, por supuesto a celebrar que el violín existe y que, como dice el comunicado de la Sinfónica, "se destaca sobre otros instrumentos, y es el que principalmente soporta el peso armónico y melódico de las obras". También acudió para enseñarles a muchos violinistas de la ciudad más secretos de este instrumento de cuatro cuerdas.
Juliana Castrillón Mazo, la directora administrativa de la Orquesta, dice que cuando una compañía musical realiza un conjunto de actividades alrededor de un instrumento es porque considera que en ese tema es preciso enfatizar. Quieren perfeccionar las habilidades de los músicos en ese instrumento.
Alexei, quien comenta que jamás había estado tan lejos de su país haciendo música, les dicta clases magistrales en su sede situada en la parte de atrás del Teatro Pablo Tobón Uribe durante esta semana.
Y el sábado, el fruto de estos días de frotar los instrumentos en privado será para los espectadores: Alexei tocará con la Orquesta Las Cuatro Estaciones de Vivaldi y las Cuatro Estaciones Porteñas de Piazzolla, bajo la dirección del maestro Camilo Giraldo.
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