Jackson Martínez prefiere irse a Jaguares de Chiapas, en medio de la selva mexicana, que jugar en el otrora millonario de Argentina, el poderoso y mediático River Plate.
Hace un par de años, menos de una década, esa decisión hubiera sido insensata, ridícula, acaba piernas, rompe futuros. Hoy, con el panorama del fútbol argentino, es apenas lógica. Pero, la decisión de Jackson es coherente. Aunque el delantero chocoano se ilusionaba con vestir la camiseta de la banda roja, las directivas de Medellín fueron tajantes. "Acá somos conscientes de la situación económica de los clubes argentinos, lo que tampoco nos anima", anunció, en su momento, el presidente Jorge Osorio Ciro. Pulgar abajo para un fútbol que fue un trampolín a la fama.
Y es que hace un par de años, el balompié gaucho dejó de ser vitrina latinoamericana para llevar a jugadores de países de ligas menores al gran circo de Europa. Hoy, los vuelos salen de Bogotá, Quito o Lima, sin escala en Buenos Aires. En un análisis que comparten periodistas argentinos consultados por EL COLOMBIANO, el ex técnico de la Selección de mayores, José Pékerman, puso el dedo en la llaga en septiembre del año pasado en el periódico El País de España.
"Desde hace cinco años los clubes están acogiendo a jugadores consagrados. Diego Simeone, Kily González, Juan Sebastián Verón, Santiago Solari, Martín Palermo o Juan Román Riquelme son algunos casos. Esta inmigración al revés es señal de falta de figuras. Dice mucho de cómo está el fútbol argentino", escribió el ex campeón mundial con la albiceleste en juvenil.
Hasta hace un par de años, los grandes clubes argentinos sirvieron para que jugadores como Iván Córdoba (de San Lorenzo al Inter), Mario Yepes (de River al PSG), Juan P. Ángel (de River al Aston Villa) y Amaranto Perea (de Boca al Atlético Madrid), dejaran las camisetas argentinas y se enfundaran las del viejo continente. Pero esos grandes saltos parecen cosa del pasado.
Ahora, los negocios se hacen directamente. Así es que David Ospina, Camilo Zúñiga, Cristian Zapata, Abel Aguilar, y hasta juveniles como Wilson Cuero y Jeison Murillo, pasaron a Europa sin tocar la Bombonera o el Monumental.
La quiebra afecta
Los clubes argentinos no tienen plata para competir con los del extranjero, por eso, ni siquiera el goleador de Colombia puede jugar en el equipo más tradicional.
"Según los últimos balances el pasivo total de todas las instituciones de Primera roza los US$260 millones. Eso hace imposible para los clubes contratar futbolistas de nivel. Para eso, algunas instituciones echan mano a grupos inversores", explica el periodista Alejandro Wall, del diario Crónica de Buenos Aires.
Así, con grupos de inversionistas que nunca dan la cara, River Plate pretendía a Jackson, pues el club no tuvo dinero ni siquiera para enviar las tradicionales postales de Navidad a sus socios. Así era imposible que compitiera con el emergente fútbol coreano o con Jaguares de Chiapas, un club que está lejos de ser de los poderosos de México. Hoy, estar en Argentina no es un negocio.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4