En 11 años y cinco meses de cautiverio, su familia, llena de nostalgia, siempre confió en tenerlo cerca de nuevo y clamaron incesantemente por su libertad. Luego de seis años de silencio e incertidumbre, un primer alivio llegó el 10 de enero del 2008, cuando Consuelo González, después de ser liberada, trajo pruebas de supervivencia. Unas cartas escritas en el monte el 20 de diciembre del 2007, de puño y letra general.
De ahí en adelante, todas las cartas son guardadas por su esposa, María Teresa, en un par de cajas donde reposan los mensajes escritos por el padre de la médica veterinaria Jenny y del abogado José Luis.
Mendieta, siendo el oficial de más alto grado secuestrado, representaba el drama de todos los policías que se encuentran cautivos.
Según los detalles revelados por algunos liberados, entre los que se encuentra Alan Jara –quien trajo las últimas noticias para su familia- Mendieta es posiblemente quien más ha sufrido las inclemencias de la selva al ser afectado por diversas enfermedades. Entre sus dolencias figuran dos paludismos, un dolor en el pecho, que lo acompañó durante cinco años y una lesión en un pie como consecuencia de la picadura de una araña.
Durante su estadía en cautiverio perdió parcialmente su movilidad y hasta debió utilizar improvisados bastones para desplazarse. También tuvo que ser movilizado en repetidas ocasiones sobre una hamaca utilizada como camilla.
Dolor en la selva
Entre los mensajes más dolorosos que recibieron María Teresa, José Luis y Jenny en las cartas estos fragmentos: "No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno" (...) "He tenido que arrastrarme en el barro para hacer mis necesidades fisiológicas, con la cadena y el candado atados al cuello".
Al uniformado, que cumplió 53 años de vida, lo esperan sus padres Alfredo Mendieta y María Águeda de Mendieta, así como sus ocho hermanos.
El 8 de enero de 2009, estando aún secuestrado, Mendieta fue ascendido de Coronel al grado de Brigadier General. De esta manera se convirtió en el oficial de más alto rango que haya tenido retenido las Farc y el más antiguo en la Policía Nacional, por encima del general Oscar Naranjo.