La muerte le mostró que la solidaridad iba a ser su vocación. Por eso, 24 años atrás, cada que fallecía alguien conocido de tuberculosis, Giovanny Patiño reforzaba su compromiso. Así comenzó a ayudar a los que no tenían nada en Barrio Triste.
Ahí en pleno centro de la ciudad, los que menos tienen, encontraron en él a su ángel salvador. Esa misma mano que siempre estaba para socorrerlos y brindares una medicina, un plato de comida o una tarde de recreación. Por eso, a pesar de ser menor que muchos de sus socorridos, lo comenzaron a llamar Papá.
Y ese trabajo silencioso de llevar cada mes ayuda médica, comida y recreación para los habitantes de la calle del sector del Corazón de Jesús hace 13 años se materializó en una Corporación.
A pesar de la poca colaboración que recibe, la Corporación Papá Giovanny sigue en su labor. "Este es un trabajo silencioso, pero se hace con el corazón", dice Papá Giovanny.
Y para cerca de 700 habitantes de la calle de Barrio Triste, esta mano es el único soporte para tratar de sobrevivir en ese mundo agobiado por las drogas, el desarraigo y el hambre en el que viven.
"Giovanny es muy dado con la gente. Tiene una vocación de servicio impresionante, incluso a costa de su propia integridad. Él es una persona que da todo por nada", comenta Osman Sosa, amigo y quien colabora también en la Corporación.
Este 7 de diciembre, de nuevo Papá Giovanny estará llevando una brigada de salud, entretenimiento y juguetes a los niños de Barrio Triste, en la calle 44A con carrera 60. Por eso comenzó a tocar puertas y a recibir llamadas en su celular (315 494 09 37) para organizar las ayudas para los que no tienen nada.
Una vocación que nació hace 24 años y perdura en este hombre.
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