El caso de Sofía, la recién nacida abandonada por su madre en las puertas de un centro educativo, refleja un profundo drama de amor y desespero que obliga a reflexionar sobre la responsabilidad sexual y los deberes que conlleva el traer hijos al mundo. Del hecho se podría deducir que el desprendimiento no fue fácil para la mamá por cuanto hasta el último momento trató de brindarle una mínima protección a su pequeña, pues la dejó cubierta con una cobija, con leche y pañales a su lado, y con una carta donde explica su angustia y ruega porque encuentre un buen hogar.
¡Cuántas paradojas entraña este abandono! Sin embargo, esta no debería haber sido la solución, dados los riesgos de toda índole que corrió Sofía. La madre bien podría haberse dirigido al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar o a las casas de adopción, quienes le hubieran brindado la orientación adecuada. La sociedad debe contar con una eficaz pedagogía en materia del cuidado de los menores para que ninguna mamá tenga que desprenderse de sus hijos. Pero si se llega al caso extremo de no poderlos tener consigo, que no los abandone, que permita su adopción y haga así la más bella entrega de amor.
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