Los pequeños productores de plátano de Urabá también están en la mira de la Unión Europea y para ello tendrán que ponerse al tanto de los más altos estándares de calidad.
Las nuevas empacadoras que se construyen en los cultivos de plátano de la región son la garantía para mantenerse en el mercado internacional e incluso en el nacional.
Ever Berrío, un campesino de la vereda La Hondura, en Turbo, es uno de los beneficiarios de un proyecto promovido por la Embajada de Holanda, el Ministerio de Cooperación de los Países Bajos y las principales comercializadoras bananeras.
En una hectárea y media, en el sector de San José, durante muchos años Ever ha cultivado el plátano que exporta y lo ha empacado desde la ramada de su casa.
Ahora al pasar por el lugar el color naranja y verde chichón llaman la atención.
Aunque a él no le gustan esos colores, son los que indican que allí se construye una empacadora con todos los requisitos necesarios para alcanzar la certificación de calidad.
De acuerdo con la directora de Fundaunibán, Olga Lucía Peláez, esta alianza busca prevenir la agudización de una problemática social, por la disminución de la actividad bananera tradicional de micro y pequeños productores, que en el momento no cumplen con las condiciones de calidad, certificación ambiental y social para la producción de la fruta.
El punto de calidad
La infraestructura del área consta de un lugar para el proceso de empaque y selección de la fruta, la zona de almacenamiento (bodega de agroquímicos y cartonera), una unidad sanitaria y un sitio para la disposición de los residuos del proceso.
Cada empacadora tiene un valor de 15.622.090, de los cuales el 50 por ciento es aportado por el gobierno holandés, y el resto por los beneficiarios, que son 53, de los cuales 24 serán certificados a finales de este mes.
"Estoy condenado a pagar 53.000 pesos mensuales durante cuatro años", dice Ever en medio de la risa, al tiempo que destaca que a él jamás lo había golpeado el precio del dólar, "ahora estoy ganando más con el plátano de rechazo que con el que se exporta", apuntó y aclaró que por caja me están pagando entre 50.000 y 60.000 pesos y este requiere de un proceso mayor de calidad, es decir, que cada plátano en caja cuesta 153 pesos.
"La semana pasada vendimos plátano de rechazo entre 220 y 250 pesos", destaca Ever y asegura que en 11 años de su trabajo nunca había sentido el problema del dólar.
En La Hondura también se construirá un puente que le permitirá trasladar la fruta de manera más ágil a los embarcaderos, la obra tendrá un costo de 1.000 millones de pesos.
Para Ruth María Gómez, la esposa de Ever, ahora vamos a tener un producto de mayor calidad, "antes teníamos una empacadora muy rudimentaria y eso nos garantizará estar en el mercado".
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