Las principales entidades del campo argentino iniciaron este viernes una huelga de seis días que incluye el cese de venta de granos y carnes, en la reanudación de una protesta contra el gobierno que entre marzo y julio mantuvo en vilo al país.
Sin la virulencia de entonces, cuando fueron bloqueadas las principales rutas del país, faltaron alimentos y escaseó el combustible, los agricultores volvieron a la carga en demanda de cambios en la política del gobierno hacia el sector.
Reclaman, entre otras cosas, subsidios a los pequeños hacendados y a la producción láctea, la reapertura total de las exportaciones de carne y trigo, reducciones impositivas, impulso y protección a las economías regionales y auxilio por pérdidas derivadas de una sequía considerada entre las peores de los últimos 100 años.
"Lo que objetivamente está pasando es que el gobierno no está convocando a discutir una política agropecuaria de verdad", dijo el viernes Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), una de las cuatro entidades que el martes convocó a la nueva huelga.
"El gobierno mira al campo para llevarse plata (dinero), no resuelve los problemas" se quejó Buzzi al hablar en una protesta de chacareros reunidos a la vera de una ruta en la ciudad de Arroyo Seco, a unos 550 kilómetros al norte, según difundió el canal de televisión TodoNoticias.
"Si le preguntamos a los productores, nueve de cada diez van a decir que esta política es un desastre, que estamos quebrando", agregó el dirigente.
Ruralistas piden soluciones
Las entidades del campo remarcaron que el cese de comercialización de granos para la industria y la exportación y la suspensión de venta de ganado en pie destinado a la faena, no incluye el corte de rutas, aunque se concentrarán al borde de varias de ellas en señal de protesta, como ocurrió en Arroyo Seco.
Mientras los ruralistas protestaban en otros puntos del país, el ministro del Interior Florencio Randazzo dijo que la huelga es "inoportuna" y señaló que el gobierno "no comparte absolutamente" esa decisión.
"Tenemos que afrontar un diálogo más sincero, pero el paro nos aleja", agregó Randazzo en reunión de prensa en Buenos Aires.
Los ruralistas dicen que las reuniones con el gobierno son una pérdida de tiempo y que la única manera de hacer sentir sus reclamos es apelando a la huelga, que al parecer no haría sentir sus efectos sobre la población ya que en los frigoríficos habría carne de sobra para una demanda de seis días.
"Queremos soluciones de los funcionarios del gobierno", dijo Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural Argentina, otra de las entidades que convocaron al paro. "No queremos ir a tomar café y darnos besos en la mejilla".
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