La tecnología de la información es el nuevo fantasma que, parafraseando a Karl Marx, sigue recorriendo el mundo. Incide en los transformadores procesos de producción material e intelectual, incluyendo empresas que tienen esa misma información como su razón de ser, porque les permite prestar un servicio público y desarrollarse como organización con ánimo de lucro.
Nos interesa la primera faceta porque al fin y al cabo la actividad del medio de comunicación debe estar sometida al escrutinio de la sociedad civil, la misma que le ha otorgado la tarea de informar y es por tanto la destinataria de sus productos periodísticos.
Tal situación permite identificar los cambios tecnológicos y operacionales realizados en la empresa informativa de hoy, los que influyen en la calidad de los contenidos entregados a la comunidad: la individualización del trabajo -en lugar de la tradicional producción social o colectiva-, y la flexibilización laboral, expresada en contratos temporales y de tiempo parcial, cuando no en la subcontratación, conocida más como outsourcing.
Nuestra inquietud al respecto apunta a identificar las repercusiones que en materia de actitud ciudadana y del tratamiento de nuestros conflictos, pueden generar procesos de producción y administración en las empresas periodísticas, sin pretender desconocer su carácter de entidades particulares pero al mismo tiempo de beneficio público.
He aquí algunos interrogantes: ¿Se afectan o no la identidad y la profesión del periodista, cuando no sólo debe conseguir la información sino también vender pauta publicitaria? ¿En ese caso, está la publicidad al servicio de la información -como debe ser-, o está la información al servicio de la publicidad? ¿Como consecuencia de lo anterior, esa doble condición del periodista contribuye más a fortalecer el espíritu de servicio público o por el contrario lo debilita?
¿Es provechoso para la misión informativa, que cada vez sea más común encontrar periodistas que anuncian productos o servicios? ¿No se menoscaba la credibilidad del periodismo como una acción orientada a satisfacer el derecho colectivo de conocer los hechos que nos afectan?
Una cosa es estar de acuerdo con el progreso, con la dinamización de los procesos de producción y con la calidad del servicio que prestan las empresas, pero otra muy distinta es que a nombre de esos propósitos un medio sacrifique su razón de ser y, por ende, pase a ser más importante fortalecer su interés privado que el compromiso de atención a la sociedad.
Así como nos reafirmamos en nuestra convicción de que Colombia asiste a un prolongado conflicto armado, así también estamos seguros del papel estratégico que les corresponde a las empresas informativas de acercar a las partes y contribuir no sólo con la liberación de un secuestrado sino con la inevitable refundación del Estado y de la sociedad en la que todos nos sintamos incluidos.
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