Israel incrementó ayer su ofensiva terrestre en Gaza, atacando objetivos con artillería, tanques y barcos, y advirtió que podría "ampliar significativamente" un operativo que, según funcionarios palestinos, ha dejado 268 muertos.
Funcionarios de salud palestinos dijeron que 58 palestinos, por lo menos 15 de ellos menores de 18 años incluyendo un bebé, habían muerto desde que Israel envió el jueves fuerzas terrestres al enclave de 1,8 millones de habitantes.
Por su parte, el Ejército israelí dijo ayer que murieron 17 hombres palestinos, mientras que otros 13 se rindieron y fueron detenidos para ser interrogados después de que comenzaran los ataques en el territorio dominado por Hamas.
Un soldado israelí murió en un aparente incidente de fuego amigo, dijo el Ejército, y otros resultaron heridos en operaciones. Los militares informaron que 150 objetivos, incluyendo 21 lugares de lanzamiento de cohetes escondidos y cuatro túneles, fueron atacados.
El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo ayer que se había comunicado con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y subrayó el apoyo de Washington al derecho de Israel de defenderse, pero señaló crecientes preocupaciones sobre "los riesgos de una mayor escalada" y la pérdida de vidas inocentes.
En el plano diplomático, Israel y Palestina se cruzaron ayer acusaciones en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada de urgencia tras el inicio de la incursión terrestre israelí en Gaza.
"Hemos pedido esta reunión de emergencia (...) por la crisis existencial a la que se enfrenta el pueblo palestino bajo ocupación israelí", explicó el representante palestino ante la ONU, Riyad Mansur.
Mientras, el embajador israelí ante la ONU, Ron Prosor, aseguró que su Gobierno no ha tenido más remedio que entrar finalmente en Gaza para "restaurar la calma".
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