Hace poco, en una red social una usuaria denunciaba a un vendedor de productos comestibles del parque de Boston utilizando agua de la fuente para su preparación.
Quiérase o no, comemos mucha basura, de toda clase, más en un medio como el nuestro donde hace falta toda clase de reglamentación sobre alimentos, procesados y empacados o no.
En 2008, la alcaldía de Nueva York prohibió a los restaurantes servir comidas preparadas con aceite vegetal parcialmente deshidrogenado o platos con más de 0,5 gramos de grasas trans por porción.
Varios estudios científicos en distintas ocasiones han demostrado que agregar hasta menos de 4,5 gramos de esas grasas en una dieta de 200 calorías/día aumenta el riesgo de enfermedad coronaria en 23 por ciento.
Un análisis de la medida un año después, publicado hace unos días en Annals of Internal Medicine mostró que los comensales ingerían ahora 2,4 gramos menos de grasas trans en el almuerzo que antes de la prohibición.
Al hablar de lo que comemos, se replica que ‘de algo tenemos que morir’ y aunque también es cierto que los cementerios andan llenos de gente sana, no sobra prevenir.
Medidas mínimas en beneficio de todos los ciudadanos, sin distingo. En Nueva York fueron más allá: los restaurantes de comidas rápidas deben publicar las calorías de sus productos, una norma que desde mediados de este año debe regir en todo E. U.
¡Qué pasaría si acá lo hicieran! Y que lo hicieran bien, porque a veces duda uno de la información del contenido calórico de ciertos productos. Una información importante.
Un artículo en Scientific American a fines de diciembre reveló que 250 calorías de una botella de gaseosa no podrían parecer mucho, pero para eliminarlas un joven de 15 años que pesara 60 kilos debería trotar 50 minutos, montar en bicicleta 73 más o caminar rápido dos horas.
Así, fácil, engordamos y afectamos la salud.
Este tema no es prioridad acá. Recuerdo que cuando un alcalde local expidió decreto para que todos los artículos exhibidos en vitrinas de almacenes mostraran claramente el precio para evitar engaños, brincó el comercio. Rigió mientras estuvo en el cargo, luego no, porque ocultar datos es una estrategia de mercadeo. No informar las calorías y el uso de malas grasas, también.
Maullido: hechos aislados ‘encadenados’: los que sufren transportadores y conductores. Está dura la situa.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6