Hace ya más de un año me enteré. Así como muchas personas en el mundo, en mi familia hay alguien que lo padece; es increíble pero esta enfermedad ataca sin piedad ni compasión, es el mismísimo demonio. Nunca antes lo había tenido tan cerca.
De inmediato cambió el ambiente familiar, aparecieron las dudas propias de un tema totalmente desconocido para todos; nos invadió la zozobra, la angustia y el temor. Surgieron pensamientos cargados de impotencia y de muerte; el silencio nos invadió.
¿A cuántos más va a atacar? y pensaba que ni siquiera los grandes héroes, políticos y artistas, están exentos de ser embestidos. El cáncer por ejemplo desapareció por completo la imagen y la voz de las cantantes Rocío Durcal y Rocío Jurado, cáncer de matriz y de páncreas, respectivamente, y asaltó la alegría de la guarachera Celia Cruz (cáncer cerebral).
Fue el cáncer de mama el que acabó con la vida de la cantante colombiana Soraya y al autor de "zapatos de pom pom, Óscar Golden, se lo llevó un cáncer de hígado.
Contrario a las historias que no terminan en final feliz, el cáncer no siempre se ha llevado vidas. Existen seres humanos que han hecho frente a sus estragos y hoy pueden dar fe de ello; es el caso de la actriz puertorriqueña Adamari López, a quien le detectaron cáncer de mama hace algunos años y fue sometida a una mastectomía (extirpación del seno). Desde entonces, Adamari ha permanecido estable gracias a los constantes controles a los que es sometida.
Son muestras de coraje y valentía que en medio del desconsuelo y la desesperanza nos permiten convivir con el enemigo. Sea cual sea el cáncer, es importante valerse no sólo de las ayudas médicas, sino del constante diálogo con Dios. Solo Él sabrá cómo entenderse con la enfermedad.
Todo esto me llevó a entender que "el cáncer no escatima sexo, raza ni color. El cáncer es como la violencia en este país, arremete contra los inocentes, nos vuelve víctimas y victimarios. Él está ahí, nos puede tocar y robar sin darnos cuenta, nos puede hundir en lo más sombrío del silencio, nos puede ahogar en la profundidad del dolor".
Desafortunadamente el cáncer es como esas inesperadas e insoportables visitas que llegan sin aviso alguno y acaban con la estabilidad de un hogar; visitas que llegan incluso para sentarse en el sofá del tiempo y tomar el tinto de nunca acabar.
Tía: te había pedido mucha fortaleza y paciencia, entre todos y con la ayuda de Dios pensaba que nos libraríamos de esta infortunada visita. Pero no. El lunes decidió llevarte de este mundo.
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