La librería de la Universidad de Antioquia, que estaba en el Palacio de la Cultura, se cerró. La noticia es en sí misma triste: un espacio menos para acercarse a los libros.
Con el hecho llegó la pregunta del por qué y la carta del profesor Gonzalo Medina. En ella cuenta que en una reunión el 11 de abril con los profesores de la universidad, le preguntó al rector, Alberto Uribe, y al secretario, Luquegi Gil, por el supuesto cierre. Gonzalo salió esperanzado, por la respuesta de Gil: "Durante su intervención dejó entrever la voluntad por parte de la universidad para continuar dicho convenio (...), habló de que el Palacio estaba planteando formas de contrato poco convenientes (...); por ello, no descartó la posibilidad de situar la librería en otra sede del centro (...)".
Al día siguiente se enteró de que el local estaba siendo desocupado, pero no para trasladarlo. Además llegó el comunicado oficial, con fecha del 10 de abril, un día antes de la reunión, que hablaba del cierre definitivo.
La pregunta del profesor es sobre la ambigüedad de la respuesta y sobre lo que significa el cierre: "Les inquiero acerca de si la universidad no tiene los recursos en el presupuesto para pagar el arriendo de un local en el Palacio, además de que la sola IPS Universidad de Antioquia, en los últimos años, ha obtenido utilidades que, en promedio, superan los 10 mil millones de pesos, según fuentes confiables. ¿Cómo se entiende que en la actual administración departamental, cuyo lema es ‘Antioquia la más educada’ (...) se cierre una librería de nuestra Alma Máter en el propio Palacio de la Cultura?".
Preguntas en las que coinciden otros lectores y que tienen la intención de reiterar la importancia del lugar.
El jefe del departamento de publicaciones, Jorge Iván Franco, responde que hubo tres coincidencias: la Universidad creó en 2011 una librería en el edificio de Extensión, que está más cerca a la de Antioquia. El contrato de comodato en el Palacio estaba desde 2003. "Publicaciones pudo simplemente decir me traslado al edificio de Extensión y hubiera parecido como lo que realmente es, un cambio de sede". Sin embargo, decidieron hacer "el esfuerzo económico" de mantener los dos puntos de venta y "honrar el comodato". Ya se venció y está la otra librería, "con servicios mejores y más integrada a la universidad".
Sobre el contrato y su no renovación, se ha hablado de los cambios. Como el Palacio está en un proceso de traslado al Instituto de Cultura, el comodato se prorrogaría por tres meses con el departamento y luego, cuando el Palacio ya fuera del Instituto, hacían uno directamente. En el comunicado de la universidad se lee que el cierre se debe al vencimiento del contrato y "a que no ha culminado por parte del departamento de Antioquia el proceso de redefinición de las condiciones y modalidades de ocupación de este bien patrimonial".
Jairo Alonso Escobar, subdirector administrativo y financiero del Palacio, señala que las negociaciones se hicieron, con buenas intenciones de las dos partes, y que al acercarse la fecha de vencimiento en abril, y con sorpresa, "la universidad tomó la decisión de cerrar. Yo hablé con el director de publicaciones. La cerraban por el tema de presupuesto".
Ideas que confluyen en el cierre y que traen reflexiones: "Lo importante -dice Jorge Iván- es que en la ciudad se muestre sensibilidad frente a las librerías, que las visiten y compren".
Las preguntas quedan (cada quién las responde a sus intereses), pero, eso sí, no se va la responsabilidad, que no es solo de la librería o de la institución que la maneja, sino también, de los lectores. De la sociedad.
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