Nadie puede negar que la trayectoria diplomática de Noemí Sanín sea invaluable en este momento para Colombia. Es, sin lugar a dudas, su mejor carta como candidata a la Presidencia de la República. En el abanico de precandidatos ella es la única que tiene gran experiencia y se ha lucido en esta área. Y es precisamente en las relaciones internacionales donde Colombia puede encontrar, como de hecho ya está sucediendo, el mayor peligro.
Para algunos, el hecho de que Noemí haya estado los últimos años fuera del país como embajadora va en su contra, cuando debería ser todo lo contrario. Esos últimos años como representante de Colombia en España e Inglaterra le dieron un gran conocimiento de la Unión Europea, de sus líderes, sus políticas, metas y manejo. Es ella la que puede lograr o fortalecer alianzas indispensables con esa parte del mundo, algo que Colombia necesita con urgencia.
Sus años al frente de la Cancillería son también una señal de lo que Noemí puede hacer en el área internacional. En esos años demostró su excelente capacidad como estratega política con nuestros vecinos y como negociadora, hasta el punto de lograr para Colombia la presidencia de la OEA.
Tiene Noemí una manifiesta capacidad como mediadora y conciliadora que representa una oportunidad para comenzar negociaciones de paz, en medio de nuestra inagotable y desastrosa guerra, tema en el cual ya ha participado y conoce bien. ¡Alguien tiene que comenzar a hablar de paz una vez más! Este es un tema que estamos obligados a retomar de una u otra manera. El desangre de colombianos no puede ser eterno. Y, aunque ella ha sido muy clara en afirmar que continuará con la Política de Seguridad Democrática del presidente Uribe, yo me atrevería a aseverar que también podría ser la persona que planteará, a su debido tiempo, una política de negociaciones de paz.
Y, hablando de paz, ¿quién mejor que ella para mantener la paz con Venezuela? país con el cual tenemos el mayor conflicto y los mayores riesgos en este momento. Después de pasar varios años como embajadora en Caracas, Noemí posee conocimientos de primera mano sobre ese país, sus gentes, su idiosincrasia. Sabe qué quieren los venezolanos de Colombia y viceversa. ¿Quién mejor para encarar al bocón de Chávez que una mujer del carácter de Noemí?
Colombia atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su historia en sus relaciones internacionales. Los gobernantes de Ecuador y Venezuela abiertamente parecen ser nuestros enemigos. Toda clase de amenazas, inclusive la mención de la palabra guerra, son proferidas cada vez con más insistencia. Chávez y sus aliados comprados, afilan ya sus cuchillos contra Colombia. ¿Quién mejor que una mujer, con gran experiencia en política internacional, como lo es Noemí Sanín para sanear la situación?
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