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Los colombianos vivimos a crédito

Desde distintas orillas lanzan alertas por el nivel de endeudamiento de los hogares.

21 de abril de 2012
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Los hogares colombianos debían a bancos y entidades financieras 81,5 billones de pesos al cierre de 2011. Eso quiere decir que si hoy se pusieran de buenas pagas los 12,9 millones de hogares que hay en promedio en el país, a cada uno le correspondería cancelar 6,31 millones de pesos.

¿Hay con qué? Pues debería, porque el 73,3 por ciento de la suma de deudas, 59,7 billones de pesos, corresponde a créditos de consumo, que van desde el préstamo para vehículo, pasando por los 'tarjetazos', hasta las obligaciones de libre inversión. Esos antojos de bienes durables (vehículo, educación) o efímeros (turismo) le cogieron ventaja a las aspiraciones de conseguir la platica para comprar casa.

Este balance fue revelado esta semana por el Banco de la República que presentó su Reporte de Estabilidad Financiera y manifiestó su legítima inquietud frente a los mayores riesgos de pérdida para las entidades, dado que son menores las garantías que exigen los créditos de consumo en comparación con los hipotecarios.

"En este momento, la carga financiera promedio de cada hogar es del 20 por ciento, es decir que de cada 100 pesos de ingresos, se destinan 20 al pago de intereses de deuda", explica Dairo Estrada, director de Estabilidad Financiera del Banco de la República.

Aún esa situación no se encuentra a niveles de 2008, cuando la cuarta parte de los ingresos promedio del hogar se iban en obligaciones financieras. Pero el Emisor también advierte que la modalidad de libranzas, pagar créditos por descuentos de nómina, está creciendo (27,4 por ciento en 2011, según la Superfinanciera), lo que limita la capacidad de pago de las familias de otras obligaciones.

También es cierto que hay mucho dinero circulante, no todo pasa por el sistema financiero por la alta informalidad productiva y laboral (60 por ciento). Y no solo es por necesidad, muchos vieron más negocio en no pagar impuestos ni formalizarse, así pierdan la opción de préstamos con bancos y que consiguen por otros medios.

Súmele el mercado informal
Por eso, no todo el sueldo se guarda debajo del colchón y termina como plata de bolsillo o en compras de electrodomésticos, sin más requisito que la cédula, como se evidencia en el centro de Medellín.

Asimismo pululan los establecimientos comerciales donde de manera irresponsable se pasan la faja la revisión del nivel de riesgo crediticio de sus clientes (Datacrédito, Cifín) con tal de vender al debe. Esto también se convierte en detonante de la modalidad ilegal del 'pagadiario' o el préstamo ilegal exprés a los que acuden familias de menores ingresos que no tienen el perfil para aspirar a un préstamos del sistema financiero.

Y el consumo sigue al alza
Adicionalmente, el Dane reportó el viernes pasado que las ventas del comercio minorista aumentaron 9,4 por ciento en febrero frente al mismo mes de 2011, principalmente por la compra de computadores y afines, así como de productos para el hogar.

Pero Rafael España González , director Económico de Fenalco, el gremio de los comerciantes, señala que las mismas cifras del Dane muestra una contracción del consumo.

"La gente hoy se está endeudando menos, se ha desacelerado el crecimiento del crédito de consumo, los banqueros aprendieron la lección de finales de los noventa (crisis hipotecaria) y ni ellos ni los establecimientos comercales le prestan a quien no le pueda pagar, saben manejar muy bien su cartera", señala el investigador.

Pero también es un hecho que el aumento del ingreso familiar por el aumento del empleo y el crecimiento, que va de la mano de la percepción de tener mayor capacidad de endeudamiento, han sido aprovechados por las agresivas campañas de las entidades financieras para otorgar más préstamos, entregar más tarjetas de crédito y profundizar alianzas con establecimiento de comercio para atraer más compras a crédito y a más largo plazo.

A diferencia del préstamo hipotecario, en que solo se aprueba hasta el 70 por ciento del valor del inmueble, en el crédito de consumo no hay restricciones. Ya se encuentran ofertas donde los tradicionales tres años de plazo se han extendido hasta el doble, por ejemplo al comprar carro, y sin cuota inicial. También los descuentos amarrados a créditos terminan seduciendo a consumidores incautos que ven el precio, pero no lo que realmente terminan pagando en intereses

"Para muchas personas los créditos capturan su decisión de compra y terminan pagando obligaciones innecesarias y sacrificando el ahorro. Ahora la gente ha comenzado a entender que seguir endeudándose puede tener consecuencias graves", señala el gerente Corporativo de la Cooperativa Confiar, Oswaldo León Gómez.

A eso cabe sumar la alerta final de la vicepresidenta Ejecutiva de Bancamía, Margarita Correa Henao . Ella ve con preocupación que la oferta de crédito de consumo se está concentrando en los estratos 4, 5 y 6 y en las zonas urbanas, lo que está comenzando a degenerar en un sobreendeudamiento que tiene un efecto contraproducente: "por captar clientes de forma irresponsable se supera su capacidad de pago y terminan siendo excluidos del sistema".

Que ese no sea su caso..

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