Fue tanta la emoción que sintieron Juan Sebastián y Cristian Camilo Vélez Mesa con los juguetes de Navidad, que en lugar de estallar en risas más bien lloraron.
Y es que a este par de hermanitos de 8 y 6 años, acostumbrados a no tener traídos del Niño Dios, esta nochebuena su mamá les dio una sorpresa que no esperaban: la medianoche del 24 los recibió con una bicicleta, balón de microfútbol y de encima un juego de nintendo.
Y como si fuera poco, tuvieron estrén completo. Mejor dicho, fue como una carambola a tres bandas. Por eso las lagrimitas les brotaron en un instante, aunque a los pocos segundos ya estaban en la calle jugando, un ratico no más, porque ligero llegó la hora de acostarse.
Ayer, ¡claro!, casi no esperaron a que el sol saliera para darle rienda suelta a su alegría y a las 10:00 de la mañana ya estaban en la calle con sus amiguitos estrenando juguetes.
"El Niño Dios nos trajo muchas cosas, estamos muy contentos", dijo el más pequeñito con el balón y el nintendo en sus manos mientras su hermanito bajaba por las calles en su cicla roja.
Hasta cámara y celular
En una de las lomas del barrio Alfonso López, al noroccidente de la ciudad, en el sector de Castilla, Melanie María Berrío intentaba con gran esfuerzo avanzar unos metros en sus nuevos patines rosados.
Pero ¡qué va!, no se aprende tan facilito a moverse en estos artefactos, sobre todo si la que los tiene puestos está solita y apenas cuenta con seis años de edad. Por eso nunca avanzó más de dos pasos y todo el tiempo fue caída tras caída.
"Estoy espelando que venga mi papá pa que me 'ayue' a montal", dijo la niña en su vocalización infantil.
Eso sí, la previnimos para que se subiera a la acera, pues en la calle era peligroso el ensayo de montar.
Ayer, sin duda, fue el día de los niños. Mientras en las cuadras una que otra farra seguía en su furor y la mayoría se desvanecían con los últimos borrachos tirados en la acera y los carbones echando los últimos humitos antes de apagarse del todo, decenas de niños jugaban alegres con sus traídos del Niño Dios o de Papá Noel, que hoy en día compiten de tú a tú por ganarse el afecto de los niños.
La variedad en la juguetería era la nota predominante en este 25 de diciembre, salpicado a raticos por la brisa o por la amenaza de aguacero, como sucedió en el sur del Valle de Aburrá promediando la mañana.
Mientras unos niños bajaban felices y raudos en sus patinetas por las calles, otros, los más niños, agachaditos arrastraban carritos de pilas, de control o de colección, armaban rompecabezas o tomaban fotos con sus cámaras, que también hicieron parte importante de la oferta de traídos.
"A mí el Niño Dios me trajo este celular, pero no tengo minutos todavía", contó Julián Pinto Taborda, de ocho años y que no supo explicar a quién iba a llamar cuando le hicieran la recarga.
La que sí tenía muy claro cómo iba a aprovechar el computador que le regaló su mamá era Dayanna Berrío, de 11 años, que salió a la calle con varios de los accesorios del aparato, como para dejar constancia de que ella también había tenido "juguete" en Navidad.
"Tenía muchas ganas de uno para estudiar y también para 'chatiar' con mis amiguitas", expresó la pequeña.
Su mamá, Adriana Osorio, celebró la felicidad que sentía la niña y valoró el regalo porque, además, le servirá para el futuro.
"Es un traído muy útil, que ella va a aprovechar mucho pa' sus tareas y pa' aprender", manifestó.
Ella y muchas otras madres asumieron solas la tarea de comprar los juguetes de sus niños, lo que les costó sacrificio y tal vez ellas mismas privarse de estrenar una muda de ropa, como es costumbre en estos tiempos.
Pero ayer los niños en lo que menos pensaban era en eso, en la lucha solitaria de sus mamás o sus papás para darles el regalito.
¡Obvio!, para ellos el "Niño Dios" o "Papá Noel" tienen juguetes de sobra para darles a todos los infantes del mundo y ellos no iban a ser los de menos.
Y quedó constancia de que estas dos figuras sí pasaron por Medellín sembrando alegría, mucha alegría, entre los niños.
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