Siempre me he preguntado por qué al recién removido de su cargo como fundador y presidente del Banco Grameen, Muhammad Yunnus, no le fue otorgado el premio Nobel de Economía y en lugar le dieron el de la Paz, el más político de los galardones en Honor a Alfred Nobel y que ha sido otorgado a personajes tan controvertidos como Kissinger, Rabin, Arafat u Obama.
El Nobel de Paz depende del ambiente político mundial, de las figuras icónicas y mediáticas, pero en materia de logros en torno a la paz casi todos los premiados son cuestionables.
Pero mi duda tiene un fundamento esencialmente científico y no ideológico.
El Banco Grameen (o banco aldeano y el equivalente al Banco de las Oportunidades) además de ser un experimento novedoso en el otorgamiento del crédito a personas de bajos recursos y con poca capacidad de pago, ha sido un bonito ejemplo de cómo la economía puede aplicarse para resolver problemas. Yunnus es un economista formado en Estados Unidos (donde ejerció la docencia por un tiempo) y todo lo que sabe sobre microeconomía lo aprendió allí, en especial teoría de la información asimétrica, la base del esquema exitoso de microcréditos.
¿Cómo originalmente fue pensado el Banco Grameen?
En el Plan Grameen, los empresarios (pequeños microempresarios, campesinos o tenderos) se reúnen y solicitan un préstamo como grupo, que en caso de ser aprobado dos miembros del grupo lo reciben y comienzan a invertir. Si lo devuelven en el plazo establecido, otros dos miembros reciben un préstamo, y si estos también son exitosos, el último miembro, el jefe del grupo, recibe el anhelado préstamo.
Este esquema es brillante en su concepción porque resuelve tres problemas fundamentales a la hora de otorgar crédito o aseguramiento.
Esos problemas son: el de los rendimientos de escala, la selección adversa y el riesgo moral.
Claro que Yunnus tenía ventaja comparativa sobre bancos comerciales renombrados, pues él como prestamista local, primero podía hacer frente más fácil a pequeños préstamos (rendimientos a escala), segundo, también tenía más acceso a la información sobre prestatarios buenos (selección adversa) y, finalmente, él como prestamista se encontraba en mejores condiciones para controlar la devolución (y evitar el riesgo moral).
Yunnus entonces resuelve los problemas al darse cuenta de que la calidad del grupo influía en el hecho de que los demás miembros reciban el crédito y así los potenciales miembros son más selectivos con los socios del grupo.
Grameen lo que crea es un poderoso sistema de incentivos para ayudarse mutuamente porque los miembros solo consiguen préstamo con sucesivos éxitos en su devolución. Finalmente, el monitoreo y el control son ejercidos directamente por los mismos socios del grupo y no directamente por los empleados de un banco.
El Banco Grameen ha tenido mucho éxito. Para finales de 2006 había colocado alrededor de 1.000 millones de dólares en crédito, con una cartera cercana al 2%, cifra que se mantiene desde su inicio, y un retorno sobre el capital para 2006 del 21%.
Pero lo más importante, algunos estudios señalan que el esquema habría podido reducir la pobreza en Bangladesh en cerca del 10%. Esto es un dossier envidiable para cualquier economista o político. Yunnus, hoy ilustre desempleado, recibió el Premio Nobel de la Paz en lugar del más prestigioso y diciente Nobel de Economía.
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