Las vuvuzelas sonaron antes, durante y después del partido; la derrota no impidió que siguieran retumbado en las calles aún minutos después de terminado el partido en Bogotá.
En La Mota, en el sector de Belén, desde temprano resonaron, en especial sopladas por la gran cantidad de niños -acompañados por sus padres- que allí llegaron.
En la zona del mall, el ambiente estuvo más tranquilo de lo normal, pese a la gran cantidad de banderas y camisetas verdes que pintaron el paisaje.
En cambio, en el Obelisco, al frente del estadio, todo era una fiesta, en la que vendedores y público luchaban por encontrar un punto para ver el partido, frente a las 16 pantallas apostadas sobre la carrera 74, en los diferentes negocios de ese centro comercial.
Por esa vía, en la que no paraba de sonar " ahí salen los duros, se visten de verde ", el tránsito fue complicado, ya que de los tres carriles de la avenida dos fueron ocupados por los hinchas.
Unos metros más al sur, en la carrera 70, el panorama parecía más el de una tribuna del Atanasio Girardot.
Allí, los hinchas -rodeados por policías- brincaban, cantaban y no paraban de apoyar, pese al 2-1 en contra.
Este espectáculo fue aprovechado por los turistas -la mayoría de ellos extranjeros- que se alojan en los hoteles de la zona para tomar fotos y grabar a los hinchas.
El punto común entre estas tres zonas de encuentro de hinchas fue que las vuvuzelas no pararon de sonar: se oyeron más fuerte cuando el verde iba arriba en el marcador y pese a la derrota no pararon de retumbar.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
