La paciencia es una de las virtudes más difíciles de ejercer en estos atafagos que nos impone la vida moderna.
Pero ¡ah necesaria que es! Sobre todo en las carreteras y en las vías de la ciudad.
Cuando los conductores van a la velocidad permitida no es razonable ni recomendable que quienes vienen detrás estén acosando, encendiendo luces, bombardeando con pitos y tratando de adelantar el vehículo.
En esta actividad de la conducción, y precisamente a causa del terrible flagelo de inmovilidad que afecta a la ciudad, debemos todos colaborar y someternos a la ducha fría de la paciencia. Puede ser tan terrible la lentitud de un conductor como la prisa producto del acoso.
Pico y Placa Medellín
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