En una sesión convocada por Bienestar Familiar esta semana, varios padres de familia fueron regañados porque sus hijos resultaron quemados con pólvora. Unos admitieron su culpa, otros la evadieron, pero quedaron evidenciadas las caras de vergüenza. Los niños quemados no estuvieron, pero seguro en su convalecencia se preguntarán: ¿por qué mi papá se gasta el dinero en pólvora? ¿Por qué no da ejemplo?
Son preguntas clave, señores padres de familia, en estos días. Tres reflexiones que trae la campaña contra la pólvora dan pie para actuar por parte de padres e hijos: "vamos a cambiar la historia, vamos a dar ejemplo y no vamos a quemar pólvora".
Habría que añadir otra más: y mucho menos, elevar globos.
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