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Nuevo período presidencial

Muy pronto la realidad del ejercicio político en Colombia ha mostrado la necesidad de repensar la reelección. Cerrar esa posibilidad y ampliar el período presidencial es una propuesta interesante.

  • ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
    ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
02 de marzo de 2014
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Cualquiera que haya seguido las propuestas y posiciones del presidente de la República, Juan Manuel Santos, de su nueva fórmula vicepresidencial, Germán Vargas, y del ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, relativas a la reelección de funcionarios, por fuerza deberá concluir que incurren en contradicciones que merecen ser resueltas con claridad.


En una entrevista a El Tiempo, el pasado 25 de febrero, el candidato a vicepresidente, Germán Vargas, anunció la presentación de una propuesta de reforma política en la cual se eliminará la reelección presidencial, y a cambio se introducirá un período presidencial de cinco o seis años. Dice que Juan Manuel Santos sería el último presidente reelegido.


El ministro Gómez Méndez, en tanto, ha reiterado que su posición de siempre ha sido contraria a la reelección, no sólo para la Presidencia sino para cualquier otra institución. No ha explicado, sin embargo, por qué en el caso del actual presidente sí le parece conveniente.


Por su parte, el presidente Santos volvió a lanzar la semana pasada, ante varios alcaldes del país, su propuesta (ya esbozada en abril del año pasado) de acabar la reelección y ampliar el período del presidente, alcaldes y gobernadores. Como se recordará, hace un año la idea fue mal presentada, aunque quedó sonando.


También esta vez el presidente fue confuso, poco convincente. A la vez que actúa como candidato e intenta persuadir de que necesita más tiempo en la presidencia, el sentido de sus reformas parte de la base de que la reelección no es buena.


Y por otro lado, no supo el presidente-candidato explicar cómo pretende extender dos años más los mandatos de alcaldes y gobernadores. Dice que esos períodos deben coincidir con el presidencial, pero ni siquiera las matemáticas cuadran: si se prorroga el mandato de los gobernantes locales, no coincidiría tampoco con el presidencial que comienza en agosto de 2018.


¿Cómo será la creativa interpretación jurídica que permitiría darle vía libre a esta prórroga? En 2011 se eligieron mandatarios locales para cuatro años, no para seis. ¿Es posible que el Congreso extienda ese mandato otorgado en 2011 por el constituyente primario?


Y si se llegaren a modificar los períodos de presidente, gobernadores, alcaldes, ¿qué pasaría con el resto de instituciones con períodos constitucionales cuatrienales? Habría que hacer una reforma a fondo.


Ahora bien: en el caso concreto de la modificación del período presidencial, a pesar de que quienes la proponen ahora se contradicen en sus propósitos, no por eso hay que desechar la discusión. 


Este periódico apoyó en 2004 la reforma constitucional que introdujo la reelección presidencial inmediata. Confiábamos en que era una forma de premiar los buenos gobiernos, y que era un estímulo para que los líderes se esmeraran en hacer bien las cosas.


Esa esperanza un tanto optimista ha sido desvirtuada por la realidad del ejercicio político en Colombia. Los líderes políticos no han actuado tanto para asegurar un mejor futuro a las nuevas generaciones, como para levantar estructuras de poder. Buscan la reelección horadando la institucionalidad.


Por ello la posibilidad de tener períodos presidenciales más extensos, sin reelección, nos parece interesante, aplicable a partir de 2018 para quienes no hayan ejercido, bajo ningún título, la presidencia. 

Contraposición

COLOMBIA TIENE UNA VISIÓN PERVERSA DE LA POLÍTICA. NO HAY ALTOS IDEALES

Por JESÚS VALLEJO MEJÍA
Exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, tratadista de Derecho Público

Para analizar las propuestas del presidente Santos, hay que tener este punto de partida: él no es un hombre de principios, sino de fines. Y de fines de muy corto alcance. Su fin ahora es lograr su reelección. Y cualquier idea o mecanismo es válido si le ayuda a ese propósito. Quiere conquistar la buena voluntad de los alcaldes para que le ayuden a reelegirse, prometiéndoles una extensión del mandato -de ellos- por dos años más.

La idea que tuvo el constituyente de independizar las elecciones generales de las locales fue la de darles a estas últimas unas condiciones distintas, al no mezclar las discusiones locales o los asuntos regionales con los debates políticas nacionales. Esa idea sigue siendo sana: es bueno centrar los debates municipales en los temas locales.

No podemos negar que hubo un momento histórico en este país que justificó la reelección de un presidente incomparable, como fue Álvaro Uribe. Pero ahora sería muy dañina la reelección del actual presidente Santos, pues este ha degradado la política.

La verdad es esta: Colombia tiene una visión perversa de la política. Que no se centra en los altos ideales, sino en la politiquería. Todo el que sea reelegible, intentará armar el tinglado para que su reelección sea posible.

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