El presidente Barack Obama se adentró este domingo en la bulliciosa Río de Janeiro mientras hacía malabares con las demandas para que Estados Unidos emprenda acciones militares en Libia.
Un día después de autorizar ataques con misiles para ayudar a la implementación de una zona de exclusión aérea sobre Libia, Obama se dirige a esta vibrante ciudad, su segunda escala en su gira por Latinoamérica, donde intentará aprovechar su popularidad para declarar un parentesco cultural entre Estados Unidos y Brasil.
La gira de cinco días por América Latina, en la que Chile y El Salvador están incluidos en el itinerario, busca retratar a Obama y Estados Unidos como vecinos atentos, ansiosos por aprovechar el éxito económico de la región y atender problemas comunes de seguridad.