El clima es traicionero y si se vive en Medellín a orillas de una quebrada o encima de ella, peor.
El sábado en la noche, nada más, después de un día soleado y fresco, hacia las 10:30 se desató un aguacero de magnitud, que aunque no tardó más de media hora, hizo temer lo peor. Cayó agua a borbotones.
Por eso, los habitantes de un amplio sector del barrio París, en Bello, no han vuelto a dormir tranquilos desde que la quebrada que ellos llaman El Potrerito o La Montañita empezó a romper carretera y a constituir una amenaza para sus vidas.
La más temerosa es doña Elena Acevedo, a quien le atormenta el rugir del afluente cada que llueve.
"Es algo miedoso, en una crecida nos puede tumbar las casas", anota esta señora, quien reclama de las autoridades atención a este problema.
El temor en los residentes de esta zona de París, el perímetro de la calle 20FF con las carreras 76 y 77, se empezó a acrecentar desde marzo, cuando la calzada de la carretera se vino abajo y empezó a ceder, constituyéndose en una amenaza ya que, según los vecinos, podría taponar la quebrada y represarla.
El sitio del deslizamiento está a todo el frente de liceo Alberto Díaz Muñoz. Incluso, allí se había construido un gavión con piedras, pero la fuerza de las aguaceros y el flujo vehicular aflojaron la tierra y ésta se vino abajo.
Leonardo de Jesús Ríos, habitante del barrio hace más de veinte años, manifiesta que los últimos años han sido los más críticos.
"Hace dos años se creció y se nos metió a las casas, nadie olvida ese día y nos da miedo que vuelva a pasar, usted sabe que el invierno es traicionero", alertó.
Piedras peligrosas
Una característica de esta quebrada es que además de bajar con mucha inclinación, también es bastante pedregosa. Y cuando crece arrastra rocas de todo tamaño.
Argemiro Galeano sostiene que en las últimas semanas, las crecidas han dañado varios tubos de aguas negras instalados por EPM, por lo que éstos han tenido que ser taponados con concreto.
"Hay que hacer barreras protectoras, si nos dan los materiales nosotros mismos hacemos el trabajo, pero pedimos la presencia de los organismos de emergencia, que vengan antes de que ocurra una desgracia".
En varias viviendas ubicadas a la orilla, ya los muros están resquebrajados y presentan ranuras peligrosas. Así pasa en la casa de Estela Galeano, que no sabe qué hacer frente a la amenaza de que su residencia se venga a pique, porque las paredes están rajadas y las puertas están colgando y cierran con dificultad, según pudimos constatar.
Para tratar de aliviar un poco la situación, muchos colaboran sacando piedras cuando notan que se están desplazando con peligro por el cauce.
Pero no están tranquilos. Saben que son paños de agua tibia y que El Potrerito o La Montañita es una amenaza, tan seria como la de La Esmeralda, La Madera o La Loca, que les han dado muchos sinsabores a lo largo de los años.
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