Vale la pena hacer algunas reflexiones a propósito del material encontrado en una USB, en la que se presentan algunas comunicaciones entre el desaparecido jefe de las autodefensas, Carlos Castaño, y el columnista Ernesto Yamhure. A propósito de esta situación, merece la pena hacer la siguiente pregunta: ¿Debe un periodista entrevistar a un criminal?
Una cosa es entrevistar a criminales que han pasado por las manos de la justicia y que se encuentran recluidos en cárceles, y otra muy diferente es entrevistar a criminales en ejercicio, y en pleno monte. El periodismo no debe dar un segundo de publicidad a quienes ejercen actividades ilegales. La prensa, radio y televisión, deben ser herméticas frente a la difusión de las ideas de quienes asesinan y cometen actos de terror.
Considero ese el deber periodístico. No obstante, es necesario analizar el contexto social y político del lugar en donde ocurren casos de cercanía entre la prensa y la criminalidad, para poder hacer análisis rigurosos y dar juicios de valor ponderados.
No podemos olvidar que hace algunos años Colombia era un país donde tanto los jefes de la guerrilla como de las autodefensas eran asediados por los medios de comunicación, debido a la situación política del momento. Durante el proceso de paz, periodistas nacionales e internacionales visitaban la mal llamada zona de distensión del Caguán para entrevistar a los jefes de las Farc.
De la misma manera, diferentes periodistas de amplio reconocimiento y escritores entrevistaron a los jefes de las AUC y en algunos casos hasta convivieron con ellos para escribir libros al respecto.
¿Fueron estos periodistas y escritores áulicos del crimen y el terrorismo? No. Simplemente cubrieron hechos que hacían parte de la realidad de un país en un momento determinado, y cuando, infortunadamente, no había un rechazo tajante frente a estos grupos por parte del Estado y de la sociedad civil. Estemos de acuerdo o no, esa era la realidad del país.
El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra anacronismo así: "? Error que consiste en suponer acaecido un hecho antes o después del tiempo en que sucedió. Incongruencia de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde?".
No podemos caer en el anacronismo para evaluar la situación de Colombia desde el presente, sin tener en cuenta la situación del pasado. No es justo crucificar con todo el rigor a un periodista como Yamhure, quien entrevistó durante el apogeo de guerrilla y autodefensas a uno de sus jefes, al igual que lo hicieron muchos periodistas. Ahora bien, el error de Yamhure estuvo en orientar sus opiniones de acuerdo con lo expresado por Castaño en algunos temas puntuales. Lamentable, pero, ¿estamos seguros que periodistas, académicos y escritores de otras tendencias no han hecho y siguen haciendo lo mismo? ¿Por qué se juzga con extremo rigor a Yamhure, pero pasan desapercibidos otros casos?
No justifico en lo más mínimo que un criminal, sea representante de la ideología política que sea, ejerza presión alguna sobre el periodismo y exprese sus ideas por medio de personas que participen en los medios. Personalmente, dejaría la pluma antes que hacerle el juego a un bandido en esta columna de opinión. No obstante, considero que es necesario mirar en contexto situaciones en las que los medios han tenido contactos con grupos armados ilegales. Repito, no debemos olvidar que la situación política de Colombia hoy es muy diferente a la de hace 10 años y que el rasero con el que se juzga debe ser el mismo para todos.
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