Además del peligro, del récord de quemados, de la ilegalidad, la pólvora es un tormento para vecinos de zonas residenciales. Y el problema no solo es el ruido.
La cultura llega hasta niveles de asombro para nuestros lectores que han acudido a Zona C para denunciar.
Se quejan de que adultos incentivan a los niños para que quemen pólvora y de que las autoridades no acuden a los llamados.
Por ejemplo Beatriz Moreno Chamorro, explica que en el barrio Conquistadores, en el centro residencial Colseguros, los jóvenes y niños queman pólvora. Y aunque se llama a las autoridades, nunca llegan.
El Coronel Fabio Rodríguez, Comandante Operativo (e) de la Policía Metropolitana, asegura que se tratan de cubrir todas las denuncias, pero hay casos en que las personas esconden la pólvora o se refugian en sus casas, porque los oficiales no pueden ingresar.
Asegura, además, que los agentes están aprovechando las novenas para recorrer los barrios y los conjuntos residenciales para hablar sobre los riesgos y para hacer una invitación a la denuncia ciudadana.
Gabriel Jaime Guarín, Secretario de Salud de Medellín, expresa que en la ciudad el 50 por ciento de los quemados son niños, con lesiones de primer y segundo grado.
Según Guarín, mediante el trabajo conjunto con el Instituto de Bienestar Familiar, se han llevado a 40 padres a talleres y se han realizado cinco amonestaciones y un proceso de restablecimiento, por el descuido con los niños.
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