¿Es usted una de esas mamás (o papás) que no pueden llegar a casa y tener un minuto de paz porque sus hijos le demandan atención inmediata, quieren mostrarle alguna cosa, requieren que les ayude en algo, le interrumpen siempre que está hablando por teléfono, mejor dicho, le exigen que no les quite los ojos de encima en ningún momento?
¿Por qué será que ahora los niños demandan tanta atención? Muy sencillo: ¡porque no la tienen de verdad! Es paradójico pero, por una parte se les ha enseñado que se merecen toda nuestra dedicación cuando estamos con ellos. Pero por otra, como hacemos mil cosas a la vez, tratamos de estar con ellos a toda hora pero no estamos, porque si bien nuestro cuerpo está presente, nuestra cabeza y corazón están ausentes.
Hagamos la prueba: ¿Somos de esas mamás que cuando necesitamos a uno de nuestros hijos llamamos varios nombres antes de pronunciar el de quien estamos requiriendo? ¿De las que nos tenemos que devolver a la habitación para "reconstruir los hechos" porque llegamos a la cocina y no recordamos a qué veníamos? ¿De las que pasamos una hora buscando las gafas para leer y finalmente las encontramos ensartadas sobre la cabeza? Y no es que tengamos Alzheimer, como decimos, sino que tratamos de estar en todo a la vez, y por supuesto no estamos en nada.
Los niños se dan perfecta cuenta de que a menudo fingimos prestarles atención pero que nuestra mente está en otro lugar. Y por eso siguen reclamándola cada vez con más voracidad. Nadie queda satisfecho con lo que urge pero recibe apenas a medias.
Tenemos tantos frentes que atender que, cuando estamos con los hijos que apenas alcanzamos a acosarlos, pero no a escucharlos ni a gozarlos ?Y sólo les damos atención total cuando gritan o lloran, o hacen alguna trastada.
Si tenemos poco tiempo, hagamos muy buen uso, dándoles a los hijos atención centrada y exclusiva, de ser posible, en el momento en que llegamos a la casa. Esos espacios de encuentro afectivo, en los que estamos concentrados en ellos y en aquello que nos están contando, mostrando o preguntando, les dicen que son muy importantes para nosotros, que sus asuntos nos interesan... que los amamos. ¡Y es eso lo que buscan ardientemente los hijos cuando reclaman con voracidad nuestra constante atención!
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6