El Gobierno ha anunciado que dentro del paquete de proyectos de Ley que presentará el próximo primero de octubre a consideración del Congreso de la República está, de nuevo, el que busca eliminar los tres ceros en los billetes. Los argumentos que a favor y en contra de la idea se han esgrimido en estos días no son muy distintos de los que hace unos meses se expusieron cuando el Congreso discutió este proyecto que, al final, se hundió.
En esta oportunidad, el proyecto cuenta con el apoyo explícito del Gobierno. En este sentido, el Presidente de la República y el Ministro de Hacienda han salido a los medios a defender la importancia de la iniciativa.
Para el Primer Mandatario el proyecto “es importante para mantener la fortaleza de la moneda”, además de que le ayuda al país a estar a tono con la realidad nacional y a luchar contra la inflación.
Para el Ministro Mauricio Cárdenas la medida simplificaría y facilitaría la vida de los colombianos.
El Banco de la República también se ha mostrado de acuerdo con la idea. Su gerente considera que la medida facilita los registros contables y las cuentas de los negocios y las empresas. Además, reconoce que, dada la estabilidad que actualmente presenta la economía colombiana, el momento es oportuno para eliminar los tres ceros.
El Emisor ha dicho que el costo de la norma está representado en la impresión de las nuevas monedas y en la campaña de educación que deberá emprenderse para que la población conozca las características y las implicaciones de la medida. Esto hace que el costo monetario de la misma sea mínimo y amortizable en unos años.
Por su parte, los distintos analistas reconocen que la idea no es descabellada y que ni los beneficios que se generan ni los costos en que se incurren son significativos. Su gran bondad está en que facilita y simplifica el manejo de las cuentas. Además, y como lo señala un exministro, la medida tiene una alta carga simbólica pues, frente al resto de naciones, la moneda colombiana se mostrará con mayor fortaleza.
En este orden de ideas, el principal problema está en la percepción y la comprensión que tienen los ciudadanos respecto a lo que implica, para su diario vivir, la medida.
Aunque con ella los precios de todos los bienes se verán afectados en igual forma, para muchas personas no es evidente que la relación que hoy se tiene entre los ingresos y los gastos se mantendrá inalterada. Existe el temor de que, a raíz del cambio, los ingresos pierdan poder de compra o que los inescrupulosos aprovechen la oportunidad para aumentar el precio de los bienes o para reducir las remuneraciones.
Esto hace que la campaña educativa y de divulgación de la medida se convierta en un elemento esencial para asegurar el éxito de la misma.
Es claro que el proyecto de Ley que pretende eliminar tres ceros en los billetes no tiene ni la urgencia ni la trascendencia que sí poseen otras reformas, como la tributaria, la pensional, la laboral y la de la salud, las cuales están en mora de concretarse.
Igualmente, de ser aprobado el proyecto, este no representará mayores beneficios para la economía. Por tanto, el Gobierno debería dejar que este siga su trámite normal en el Congreso, sin otorgarle prioridad alguna, ni desgastarse en la discusión del mismo.
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