El Jefe, así lo han denominado. Fue el precursor de un segmento nuevo en el mercado de lo que aquí se conoce como las camionetas, o también SUV; pero en este caso sería una SAV, es decir una SUV más preparada para enfrentar unas rutas más arduas, para más aventura fuera de la cinta de asfalto.
Fue la pionera en esa categoría y este año llega con renovación para lo que es su tercera generación. Se trata de la BMW X5.
Por algunos días El Colombiano, por invitación de Autogermana, probó la versión 3.0 que es impulsada por un motor diésel.
Un desarrollo de mecánica que registra un incremento de 14 caballos frente a la versión que lo antecedió. También su torque tiene un leve incremento al pasar de 55 kilogramos por metro a 57 kilogramos por metro que se obtienen con la aguja del tacómetro moviéndose entre la parte baja y media del odómetro.
Esta configuración de potencia y torque permiten que casi desde el mismo inicio de la marcha la respuesta sea muy eficiente y contundente en cuanto se exige el acelerador. Aunque es un carro con un peso importante, que supera las 2.7 toneladas, en marcha no se resiente esta cifra.
En este comportamiento también ayuda la caja de cambios de 8 velocidades, con posibilidad secuencial para un manejo semi manual.
Relaciones cortas, interacciones entre una marcha y otra muy rápidas y precisas hacen que en el tráfico atiborrado de la ciudad la agilidad sea una nota destacada.
Además, su dirección tiene un tacto preciso y de respuesta rápida que también contribuye a esa realidad de agilidad.
Esta tercera generación de X5 crece en sus dimensiones, y el diseño propone un vehículo aún más robusto, pero a su vez con soluciones que permiten mayor eficiencia aerodinámica.
Como parte de su ADN la X5 no puede abandonar el característico dibujo de su parrilla doble, un poco más ovalada y con una toma de aire más amplia.
Cintura amplia y una parte trasera que continúa con el desarrollo aerodinámico complementan un conjunto armonioso.
Adentro, lo esperado en la sobriedad del diseño, con líneas horizontales que envuelven y la consola central totalmente girada al conductor. Aunque los materiales y acabados son buenos, de pronto es demasiado austero en la concepción de ese diseño interior que sí es eficiente y ofrece una buena habitabilidad a quienes viajan en el carro.
El Jefe, volvió y lo hizo con elementos que señalan que su papel como protagonista del segmento será para rato.
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