La senadora Piedad Córdoba se ha caracterizado por unos ataques brutales contra el Presidente Uribe. Esto no es de extrañar. Los colombianos ya conocemos quién es ella, quiénes son sus amigos, con quiénes mantiene contacto vía internet y en qué computadores aparece. Por eso no sorprenden las permanentes arremetidas y agresiones de la senadora contra el Presidente Uribe.
Lo ha hecho desde el Congreso, desde Venezuela, desde Europa y desde México. Por ejemplo, el 11 de marzo de 2007, en Ciudad de México, arengó a los asistentes al simposio Los Partidos Políticos y una Nueva Ciudad, pidiendo que todos los países de Latinoamérica nos aislaran. En esa ocasión dijo: "Los gobiernos progresistas de América Latina deben romper relaciones diplomáticas con Colombia".
En otros países, por ejemplo en Venezuela, eso es traición a la patria y se paga con cárcel. Pero en Colombia no pasa nada. Nótese que lo que ella arengaba en México es precisamente lo que Hugo Chávez acaba de hacer con Colombia; un rompimiento que genera la pérdida de miles y miles de puestos de trabajo en nuestro país (especialmente en la frontera). Ruptura que pone en evidencia la protección de Hugo Chávez a los campos de verano que las Farc mantienen en Venezuela para seguir torturando a Colombia.
Tampoco es delito lo que dijo la honorable senadora el 15 de mayo de este año en Madrid. En el portal de Rpasur aparece un vínculo que se llama "Discurso de Piedad Córdoba en la Cumbre de los Pueblos". Al entrar al vínculo aparece una entrevista en la que Piedad Córdoba afirma: "Las Farc y el Eln tienen que ser sacados de la lista de terroristas para que nosotros podamos avanzar hacia la discusión de la salida política y negociada al conflicto... no podemos aceptar per se que el terrorismo en Colombia se designe a un grupo de colombianas y de colombianos que se alzaron en armas porque en Colombia no hay posibilidad ni para el debate ni para la discusión".
Parece la justificación tradicional del terrorismo de las Farc y el Eln. Aquella justificación que les da licencia para asesinar, torturar y secuestrar. En muchos países este tipo de posiciones dan cárcel, pues se entienden como apología del delito. Pero en Colombia no. Se permiten a pesar del dolor y la ira de la mayoría.
Pero ya cuando el terrorista termina siendo el Presidente de la República estamos en el mundo al revés. Mundo que dibujó la senadora con las siguientes palabras: "Me dicen que hoy (domingo 25 de julio) Álvaro Uribe Vélez está en La Macarena? El terrorismo, disfrazado de Presidente, nos persigue hasta La Macarena para tapar los horrores del Gobierno más sanguinario de la historia". Esto lo publicaron varios medios de comunicación. Se le fue la mano. ¿Es sanguinario el Gobierno que nos devolvió la vida y la libertad a los colombianos? ¿Es sanguinario el Gobierno que acabó con Raúl Reyes, Tirofijo, el Negro Acacio, Martín Caballero, Iván Ríos y tantos otros narcoterroristas que hoy huyen como ratas de alcantarilla?
Al revés. Sanguinario(a) es todo aquel o aquella que comulgue con las Farc, el mismo grupo narcoterrorista que continúa asesinando, torturando y secuestrando desde suntuosos campos de verano en Venezuela.
En Colombia no pasará nada con las palabras de la Senadora, pues la atención está en otras cosas. Además, ultrajar y calumniar al Presidente es hobby permitido a la minoría rabiosa. ¿Qué pasaría en otro país? En Venezuela, por ejemplo, debatir con el Gobierno, así sea con verdades, se paga con cárcel.
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