Una relación de pareja tiene de todo. Incluye situaciones y momentos difíciles. Y superarlos, en un trabajo en conjunto, permite aprender.
Una de esas piedras en el camino puede ser descubrir secretos del otro. Darse cuenta, por ejemplo, de hábitos, adicciones, comportamientos e incluso infidelidades o dificultades de identidad sexual.
"El matrimonio es un campo de entrenamiento donde aprendemos a amar a una persona, que en determinado momento muestra actitudes que no nos pueden gustar. Entonces hay que tener la capacidad de comprender y ayudar, porque es ahí donde realmente se aprende a amar", explica el consejero de familia, Álvaro Gallo.
Podrían llamarse actitudes ocultas o negativas, aunque la psicóloga Martha Inés Franco prefiere llamarlas cualidades ocultas: "El cincuenta por ciento del error, si uno lo reconoce y lo hace conciente, lo puede volver sabiduría".
Ocultar estas actitudes se da muchas veces por el miedo a lo que pueda decir el otro o a perder a la persona.
Ahora bien, el ideal es la transparencia. "En el matrimonio tener cosas ocultas es peligroso. En algún momento dado se van a conocer y van a ser dolorosas. Hay que afrontar los propios miedos, a costa de lo que sea", expresa Gallo.
Se habla de frente
Los ideales no siempre se cumplen. Así que si una pareja pasa por una situación de éstas, hay que confrontar.
"La otra persona siente muchísimo el engaño y empieza a atacar, sin entender que muchas veces esas cualidades, ni la misma persona sabe cómo las resuelve", añade la psicóloga.
Si bien la pareja engañada entra en una situación de frustración y dolor, la mejor opción no es separarse. Por el contrario, comprender al otro y ayudarle a superar su dificultad y trabajar juntos por llegar hasta el fondo del asunto, será todo un aprendizaje.
En la infidelidad, por ejemplo, señala el consejero de familia, "muchas veces es motivada por la otra persona. Ya no hay atractivo, bienestar. Así que hay que mirar la relación por dentro, si hay cansancio, monotonía. Ir hasta el fondo, pero no terminar la relación".
Trabajar juntos incluye respetar al otro y no imponer las ideas propias. También hace hincapié en ello Martha Inés, en no juzgar, ni compararse. "Lo importante es aprender a resolver las batallas internas que se producen al descubrir esas cualidades y mirarlo como aprendizaje compartido, en lugar de amenazas que degraden la felicidad"
Además, no puede faltar una buena comunicación, para con ello, no tener miedo de contar y decir lo que se siente o pasa por la cabeza. La honestidad y la comprensión son fundamentales.
Eso sin olvidar que, dice Martha Inés, "si yo soy pareja y tengo complejidades, tendré complejidades en la familia".
Lo importante es trabajar y analizar juntos la situación y la relación. Al fin y al cabo, lo que están construyendo es su propio mundo.
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