El talento que demostraron en el pavimento les permitió seguir soñando, no montados en bicicleta porque reconocieron y entendieron que sus etapas dando pedal habían terminado, pero sí vigentes dentro de una caravana porque otros se percataron que el aprendizaje que ganaron era necesario multiplicarlo con las nuevas generaciones.
Donde van son aplaudidos y reconocidos por las gestas que lograron. Ahora tienen funciones diferentes en el pelotón ciclístico nacional, tan importantes que les permite seguir ganando prestigio, como se evidenció en el Clásico RCN-Claro.
Dejaron cuerpo y alma en la carretera, y aunque los años pasaron lograron perdurar gracias a un deporte que les brindó abrigo y no los desarropó.
En Europa escribieron páginas históricas, pero no pusieron puntos finales a sus vidas, ya que la experiencia ganada la comparten para que otros también alcancen la gloria.
Ahora como técnicos, directores deportivos, masajistas, mecánicos, transportadores y hasta como imágenes publicitarias siguen inmersos en un deporte que jamás los dejó ir.