"Escuche, según Gómez, de qué manera se están recolectando las pruebas en contra de estos funcionarios y por qué la Procuraduría es garante de la transparencia del proceso judicial". (Semana.com Revista de radio).
Leí esto y comprendí cuál es la razón para la desconfianza que existe entre los seres humanos sobre la administración de justicia; analizando lo que dice se puede concluir que el investigador y quien posteriormente fallará, ya tiene el prejuicio de culpabilidad del investigado, pues lo único que hace es buscar pruebas en contra del investigado.
El rigor científico de la investigación es reemplazado por el objetivo único de buscar la culpa. Cuando se tiene esta finalidad cualquier atenuante, paliativo o muestra de inocencia desaparecen dentro del cerebro obnubilado del investigador que busca, a como dé lugar, demostrar la culpabilidad del investigado. En todas las investigaciones debe tenerse la premisa de encontrar la verdad real y cuando se llega a ella se puede concluir que hubo objetividad, probidad y rigor para esclarecer los hechos.
Este es un argumento más para separar a quienes investigan de quienes juzgan y condenan y es por eso que dentro de las discusiones que, se supone, se darán para realizar la reforma de aplicación de la justicia (la justicia debería ser una e inmodificable) puesto que indudablemente un organismo que cumpla todos los roles está sujeto al desvío a su conveniencia, del rumbo que debe seguir la aplicación de las leyes y se puede dar, como en efecto parece que se esté presentando, los fallos políticos y amañados.
Esta modalidad no solo se da para las investigaciones que aboca la CSJ, en "contra" de quienes deben ser investigados por ese organismo. También se da en los procesos "en contra" de los funcionarios que adelantan los organismos de control como las procuradurías, contralorías y las personerías. En todos ellos quienes investigan fallan. Es por eso que estos procesos son largos, tediosos y políticos en muchas ocasiones.
Meditando sobre lo que existe, se puede llegar a concluir sobre el porqué de la oposición a las propuestas que intenten cercenar esa posibilidad que tienen estos órganos del poder público; con esas facultades omnipotentes se convierten en un poder diabólico. Nunca podremos esperar comportamientos de Dios en los seres humanos ni siquiera en esos seudodivinos que tenían las mitologías, pues se comportaban como humanos y tenían sus envidias, celos y fallas. A nadie le gusta que le quiten lo que ya tiene y no podemos esperar algo diferente de quienes ahora detentan ese poder.
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