Las necesidades de la modernidad han sacado a las madres de sus hogares para instalarlas en el mundo laboral del que muchos quisieran que nunca se alejaran. Pero qué visión más equivocada a la luz de una sociedad carente de valores y con tantos problemas.
El trabajo de la madre como ama de casa es, en muchas ocasiones, desvalorizado y hasta estigmatizado. Nuestra sociedad machista estima erróneamente que quedarse en casa no exige ningún esfuerzo o no tiene mayor importancia. Al otro lado, las feministas extremas, aseguran que la mujer no se debe dedicar a eso.
Nada más lejano de la realidad. Nadie más necesario que una mamá responsable y juiciosa para lograr la armonía del hogar y el correcto crecimiento de los hijos.
El de la mamá es un trabajo de tiempo más que completo, lleno de dificultades y largas jornadas, pero soportado por el amor incondicional y la actitud incansable para estar siempre pendiente de sus hijos, de la casa, de los detalles que solo ellas saben resolver.
Hoy, en el Día de la Madre, ser vital en la creación y formación de nuestras vidas, el llamado es a valorar la mamá esté o no laboralmente activa. Ojalá sea una celebración armoniosa, en paz, sin excesos de licor. En su día, las madres no se merecen disgusto alguno.
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