Las luces de alarma económica se encendieron una vez más la semana pasada, cuando se conoció que el déficit fiscal amenaza seriamente a uno de los programas bandera de la actual administración nacional como es Familias en Acción, y que grandes obras de infraestructura, como la Ruta del Sol, no contarán con los recursos para hacerse realidad.
Pero lo que más nos impacta en Antioquia es que se tienda un manto de incertidumbre sobre el dinero del presupuesto nacional prometido para realizar los Juegos Suramericanos de 2010, cuya sede será Medellín, y terminar las obras en algunos escenarios ubicados en el Área Metropolitana y coliseos de municipios cercanos. El creciente déficit fiscal también amenaza obras comprometidas para llevar a cabo proyectos de mayor impacto nacional como el Mundial de Fútbol Sub 20 o la permanencia de los subsidios a las tarifas de energía.
El drama del déficit fiscal no es nuevo en Colombia, pero esta vez se vaticina que ascenderá al 4,5 por ciento del PIB, es decir, que tendrá un monto superior a los 9 billones de pesos. El cliché de afirmar que "hay que apretarse el cinturón" empieza a ser un imperativo nacional. Somos conscientes de que el crónico asunto tiene sus raíces profundas en la Constitución de 1991, que elevó el gasto público a niveles insostenibles que no han podido ser corregidos en ninguno de los gobiernos recientes.
En años anteriores, la misma Corte Constitucional interfirió con las leyes de ajuste fiscal, lo que agravó la perspectiva de las cuentas del Estado. El único avance positivo en esta situación ha sido la independencia del Banco de la República, como piedra angular del marco macroeconómico y del desarrollo institucional.
Sobre el panorama económico del Estado se cierne un nubarrón representado en el ciclo político que se avecina en los próximos meses, que será un momento poco propicio políticamente para hacer los recortes necesarios al gasto nacional. La presentación, por parte del Ministerio de Hacienda, del Marco Fiscal de Mediano Plazo debe convertirse en una oportunidad para verdaderamente actuar de cara a lo que necesita el país, con el fin de sincronizar una economía que tenga un mejor futuro.
Nuestras autoridades económicas deben ser superiores al reto que les imponen sus cargos y funciones, para lograr que el ciclo político no les frustre sus planes de hacer, por fin, la necesaria reforma al sistema de salud; una verdadera reforma tributaria que unifique la colcha de retazos actual; y que haya conciencia en todo el Gobierno Nacional que debe haber un apretón generalizado del cinturón en el que todos pongamos un grano de arena.
Tal vez sea la oportunidad de revisar las recomendaciones que en su momento hizo la Comisión del Gasto Público y poner en práctica sus consejos, al tiempo que se debe priorizar las obras de infraestructura que se han prometido para salirle al paso a la sonada crisis internacional y lograr la reactivación de la economía.
En Antioquia necesitamos que el Gobierno Nacional avale las promesas presupuestales hechas frente a los Juegos Suramericanos -que sería lo más fácil de recortar, con una visión centralista- aunque estamos seguros de que en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, el Ministerio de Hacienda sabrá presentar bien su tarea y dictará las reglas adecuadas para rebajar, de una vez por todas, el creciente déficit.
Pico y Placa Medellín
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