Ella se pasa la vida en notarías y oficinas de registro. Bueno, seguramente también en bancos, consignando. Apenas sí va a su casa a dormir. Son tantas las hipotecas que firma, tanta la plata que consigue prestada, que uno bien pensaría que en breve le pondrán cama en una de esas entidades, que son más que su segundo hogar.
El propio Registrador de Instrumentos Públicos de la Zona Sur, Wilman Antonio Rojo Zapata, distingue a I.A. de F.M.R. Seguramente, ella también saludará a notarios y protocolistas de Medellín, a cada cual por su nombre.
Es tristemente célebre entre muchas personas del Occidente de la ciudad, a las que tiene sufriendo: huelen que ella las va a tumbar. No les volvió a pagar intereses y burló los plazos de las cancelaciones. Ya comienza a regarse el cuento de que I.A. de F.M.R. es la mujer que estafó a medio Belén.
Algunas de sus víctimas la denunciaron ante Fiscalía. El Registrador la denunció por falsedad en documentos públicos, puesto que, para acceder a los dineros, ella les presenta a sus prestamistas Registros de Libertad y Tradición modificados de alguna de sus propiedades -apartamentos y un cuarto útil de menos de dos metros cuadrados-. Los escanea y borra las hipotecas, para que cada vez parezca la primera.
El Registrador notó la falsedad porque su firma fue mal copiada y por un detalle de difícil detección: las líneas horizontales que separan los distintos apartados del Certificado -descripción del inmueble y anotaciones- son hechas, en el falso, con el signo igual repetidas veces de izquierda a derecha, en tanto que en el auténtico, esas líneas son un letrero cuyo mensaje apenas sí se puede leer ampliándolo con lupa: «Superintendencia de Notariado y Registro Zona Sur», varias veces.
Hace días, Rojo Zapata le advirtió: "la están esperando en Fiscalía", y ella, entre bocanadas de humo de su infaltable cigarrillo saboreado a medias, le dijo al rato: "me tenés preocupada con eso de la Fiscalía". Desde entonces, él no ha vuelto a verla.
Tiene seis escrituras registradas con inmuebles de su propiedad. Todas las ha hipotecado tantas veces que resulta inverosímil. Una de ellas es un apartamento de 40 metros cuadrados ubicado en Belén Rosales. Aparece en el Certificado de Libertad y Tradición avaluado en $24'977.000.
Entre los acreedores sin esperanzas está O.B. Recibió unos pesos en la venta de una propiedad y decidió vivir de los intereses de hipoteca, ya que los bancos dan tan poca rentabilidad.
En una oficina inmobiliaria de Belén que no aparece ni en el directorio, le presentaron a esta mujer. O.B. fue con ella a ver el apartamento en el que respaldaría la deuda. Después, a la Oficina de Registro por el Certificado de Tradición y Libertad de éste. Hablaron tranquilamente de esto y lo de más allá, mientras avanzaba la larga fila. Justo cuando iban a llegar a la ventanilla, I.A de M.R. encargó a O.B. alguna minucia en otro sitio de la entidad. "¿Qué me demoraría? Dos minutos". Y cuando regresó, la deudora le mostró un certificado: "Ya está". O.B. lo observó con cuidado: la suya sería la primera hipoteca. Valor: $5'000.000. Después la ampliaría a $30'000.000.
Personas como esta presunta estafadora son de un trato familiar. Son "entronas" y convincentes. En los días previos al préstamos, no escatiman en llegar "con parva" a la casa de la víctima potencial. Charlan como si fueran viejas amigas. Tan pronto reciben el billete, "te dicen: sacá de una vez los intereses de un año para no tener que preocuparme por ellos", recuerda O.B.
Cuando sintió que esa platica se perdería, O.B. fue a reclamar el certificado de Tradición y Libertad de ese y otros inmuebles de la deudora: se dio cuenta de que antes de su primera hipoteca, la pequeña, registrada el 30 de enero de 2009, había siete más, desde el 5 de diciembre de 2007. Y entre esa suya de cinco millones de pesos y la ampliación a 30 millones de pesos, había otras cuatro. Y después de dicha ampliación, por lo menos otras 12. La mujer debía 257 millones de pesos en ese apartamento de Rosales. Fue entonces cuando entró en pánico. Se decidió a denunciarla, lo mismo que a otras dos mujeres que también la estafaron en otros 35 millones de pesos.
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