La intolerancia en el fútbol viene creciendo indiscriminadamente. Cada vez son más los problemas y las peleas dentro y fuera de los estadios.
En Medellín, la situación ha llegado a un grado tal de degradación que nos debe preocupar a todos.
Tal parece que los jugadores del Nacional o del Medellín están vetados para pasar de un equipo a otro, por temor a la reacción violenta de hinchas irracionales que no aceptan estos cambios.
La intimidación no puede presionar el futuro de unos seres humanos como los futbolistas que tienen todo el derecho de decidir dónde quieren trabajar.
Pico y Placa Medellín
viernes
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