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Járlinson Pantano habla del infierno que vivió en los últimos cuatro años tras un supuesto dopaje

Tras pagar una sanción de cuatro años por un dopaje que siempre negó, el vallecaucano habla de su regreso.

  • En su regreso a la élite del ciclismo, Pantano, en representación del equipo EPM, buscará ser protagonista en las principales carreras del país, como Vuelta a Colombia y Clásico RCN. FOTO Manuel Saldarriaga
    En su regreso a la élite del ciclismo, Pantano, en representación del equipo EPM, buscará ser protagonista en las principales carreras del país, como Vuelta a Colombia y Clásico RCN. FOTO Manuel Saldarriaga
28 de abril de 2023
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Járlinson Pantano dice que en 2019 sintió que el mundo se le venía encima sin comprender por qué. Aunque con el paso del tiempo ese interrogante, en medio de las adversidades que estaba atravesando, lo cambió por un ¿para qué?

‘País’, como se le conoce al corredor que dejó huella en la máxima categoría del pedalismo mundial, dice que creyó caer en un infierno, y que debido a ese sufrimiento se le pasó por la mente acabar con su vida, una confesión que pone los pelos de punta.

Fue tanta la decepción que lo invadió, que se deshizo de lo todo lo relacionado con el equipo Trek Segafredo.

“Si vas a mi casa no vas a encontrar nada de Trek. Doné todo: uniformes, cascos, zapatillas y la bicicleta la vendí barata”, así recuerda el pedalista colombiano que tras cumplir cuatro años de sanción por un supuesto positivo por EPO, según la Unión Ciclista Internacional, volvió este jueves a competencias en el Gran Prix Nacional de pista que se disputa en el velódromo Martín Emilio Cochise de Medellín.

“No culpo al mánager del equipo porque es parcero mío, pero sentí desilusión porque llegué allí no por plata sino por pasión. Antes de firmar contrato tenía ofertas de otras tres escuadras que me pagaban tres veces más de lo que me iba a ganar en Trek. Pero a la hora que necesité que me apoyaran, no quisieron, hasta les dije que yo pagaba el abogado, pero de inmediato, dos horas después de que se conociera la noticia (del dopaje) me pasaron carta de despido. Sentí tristeza y por eso quité todo de Trek de mi casa”.

Así rememora Pantano quien, en medio de la espontaneidad que lo caracteriza, habló con EL COLOMBIANO de lo que fue su vida fuera del ciclismo y lo que lo motivó a volver a la alta competencia, ahora en representación del equipo EPM, dirigido por Raúl y su hijo Gabriel Mesa.

Se le ve limadito, como si nunca se hubiera ido del ciclismo...

“No creas, hace dos meses estaba pesando unos 73 kilos. Pero ya estoy en 65 y espero bajar hasta 61. Me tocó volver a la disciplina porque renacen los sueños, las metas”.

¿Pero hace dos meses creía que iba a estar en ese peso y compitiendo con lo mejor del pedalismo colombiano?

“La verdad no lo tenía en mi cabeza. Estaba montando en bicicleta pero de manera recreativa”.

¿Qué lo motivó a tomar la decisión de volver a competir?

“Durante estos cuatro años mucha gente me decía que volviera, pero no lo veía como prioridad. Sin embargo, en un encuentro acá en Medellín con el entrenador Carlos Mario Jaramillo resulté hablando con don Raúl y Gaby Mesa, quienes mostraron demasiado interés para que corriera con ellos. Dije, ‘¡juepucha, todavía creen en Pantano después de tanto tiempo y tras estar pasado de peso y sin ritmo de carrera!’. Se la estaban jugando conmigo, eso me motivó y llenó de confianza para regresar, sobre todo por el apoyo de mi esposa (Yessenia Narváez) e hijos (Jerónimo, 11 años, y Maximiliano, 4). No tenía nada qué perder, antes mucho por ganar y acá estoy de vuelta”.

¿Qué siente al saber que creen en usted, y más en un equipo tan importante como EPM?

“Una alegría inmensa. Miro para atrás y digo que algo bueno tuve que haber sembrado para que la gente siga creyendo en mí. Estar en un equipo tan serio y con tanta historia, pionero en Colombia, y al lado de una persona tan respetable como don Raúl, es grandioso. Uno debe cerrar ciclos en la vida y pienso que aún no lo he cerrado como debe ser en el ciclismo. Ahora viene un capítulo nuevo, el cual quiero terminar de gran manera”.

¿Eso quiere decir que en este capítulo, como siempre ha sido su ambición, llega a ganar?

“Así es, quiero ganar. Fui claro con don Raúl, le expresé que si regresaba deseaba hacerlo bien, porque no quiero jugar con el salario de la gente o la plata del equipo. Trabajo para llegar a mi mejor nivel para darle alegrías al conjunto”.

Cuatro años pueden ser poco para muchos, ¿siente que fueron una eternidad para usted?

“Al principio fue duro, no lo niego, y más cuando la gente te juzga, pero hoy doy gracias a Dios por lo que viví. Gané experiencia, crecí como persona, me volví un empresario. Aprendí que arriba hay un Dios que todo lo ve, que es misericordioso, y que la familia es lo más importante por encima de todo, y que el mundo de la bicicleta es pasajero. Así es la vida, una montaña rusa, subes y bajas, infortunadamente me tocó un pedazo difícil pero son momentos que tenía que vivir para aprender a conocer la gente que en realidad estaba conmigo, y para comprender que hay vida después del ciclismo”.

Siempre se le vio tranquilo, con una sonrisa, defendiendo su inocencia pese a las críticas que recibía en las redes sociales...

“Siempre tuve algo claro: la plata me la gané yo, y no podía jugar con el futuro de mi familia, por eso no me defendí. En realidad me da igual lo que piense la gente. Solo me interesa lo que opinen mi esposa, mis hijos, mi papá y mi mamá. Aprendí a manejar eso, lo cual me da tranquilidad. Solo Dios y yo sabemos lo que hice o no hice, eso me da calma. Sé que yo no lo hice, y por eso no tengo que demostrarle nada a nadie”.

Se le siente muy seguro de lo que dice...

“Mucha gente no me cree, pero yo digo que me engañaron. Que me juzguen por otra maricada, ¿pero por EPO? Es que yo no soy un pelaíto para no entender las cosas. Acababa de firmar un contrato por dos años, cada temporada 700 mil euros, ¿vos crees que voy a jugar con la comida? Son cosas que no tienen sentido”.

Y asusta lo que dice, que en un momento el mundo se le estaba cerrando...

“Cuando pasa algo así trato de apoyar a esa persona (al que da positivo por dopaje), más allá si es o no culpable. Yo pasé por eso y uno quiere quitarse la vida. Al final, los hijos y la familia son la motivación. Cuando resulté positivo y me dieron la espalda, sentí ganas de tirarme de un noveno piso. Yo dije: ‘estoy muy mal’. De una llamé a una doctora amiga mía, y le confesé: “estoy mal, no sé qué me pasa pero me dieron ganas de tirarme’. Primera vez en la vida que me da una cosa de esas. Dios santo, no sabía por qué llegué a pensar algo tan fuerte si siempre tuve a mis seres queridos de mi lado”.

Cuando dice que quiere hacer las cosas bien, ¿en qué pruebas se visualiza, las del calendario nacional o quisiera volver a Europa?

“Si quisiera ir a Europa habría buscado la opción de firmar con el Team Medellín, pero ya cumplí mi ciclo en el Viejo Continente. Solo quiero estar en Colombia, disfrutar del ciclismo nuestro, apoyarlo; de hecho tenemos la Fundación Járlinson Pantano con la que ayudamos a los pelaos del Valle del Cauca. Tengo que ir a Europa pero a pasear, de resto quiero hacer las cosas bien acá”.

Eso quiero decir que apunta a una Vuelta a Colombia o un Clásico RCN...

“Juepucha, ese sí es un gran sueño, ojalá pueda ganar acá. El ciclismo nuestro es muy duro, complicado, pero me hace mucha ilusión hacer la diferencia en Colombia”.

Tiene 34 años, ¿se traza una fecha de retiro?

“Simplemente esta nueva etapa quiero hacerla bien, pero no creo que pase más de dos años entre la élite del pedal colombiano”.

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