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Con una baja participación, evidente en los colegios electorales históricamente más concurridos como el Liceo Pablo Neruda de Santiago, casi vacío por la tarde, los chilenos decidieron entre la continuidad o un giro moderado a la derecha. Según el recuento del 99,6 % de los votos, el país eligió el cambio con el expresidente Sebastián Piñera, que logró 54,5 % de los votos aventajando por nueve puntos porcentuales a su rival, el oficialista Alejandro Guillier (45,4 %).
Fiel a su estilo concertador, Piñera demostró altura entre la alegría de sus simpatizantes y elogió a Bachelet: “espero recibir sus sabios consejos. Espero contar con usted así como usted podrá contar conmigo”.
Muchos de los efectos que vivirá Chile ya son visibles, conociendo cómo quedó conformado el Congreso, las deudas y logros del gobierno anterior y el perfil del presidente electo.
Sin lugar a dudas para todos los expertos, la negociación y la búsqueda de consenso será una bandera que tendrá que asumir el próximo gobierno, teniendo en cuenta que ninguna fuerza política puede jactarse de tener mayoría en el Legislativo.
“Vamos a tener un Parlamento mucho menos monolítico de lo que era hasta ahora. Tendremos figuras que no tributan a las dos grandes coaliciones que existen en Chile, por lo que habrá mayor margen de acción para que el presidente pueda negociar cada una de las iniciativas de su administración con senadores y diputados no capturados por esos bloques. Va a tener que ser un gobierno con mucha muñeca política y obligado a negociar cada una de sus iniciativas”, argumentó Héctor Soto, columnista del diario santiaguino La Tercera.
En este sentido, para el experto inicia un periodo más que adecuado para ser liderado por un personaje como Piñera, “quien a pesar de que es apoyado por la derecha tiene una genética más de centro, y le gusta gobernar desde el consenso”.
En ello coincide Patricio Navia, politólogo y docente de la Universidad de Nueva York (NYU): “los chilenos querían cambios pero que no fueran radicales. Mientras que en su elección pesa el bolsillo, la gente sabe que el país seguirá en líneas generales por el mismo rumbo. Piñera fue inteligente al dar un mensaje de optimismo, de política moderada, y enfocado en el futuro”.
Para el analista, por estos mismos motivos y por la línea política de Piñera, se puede anticipar que la elección en Chile no tendrá efectos significativos en la región, puesto que a pesar de que se da un viraje a la centroderecha, no se produce un cambio tan radical como sí se vio en países como Argentina.
Los retos que tendrá el país bajo Piñera serán volver a acelerar la economía, aumentar el empleo y mejorar los bolsillos de las familias; resolver el debate sobre reformas al sistema educativo y tributario; y determinar si el país debe o no redactar una nueva Constitución propia de su era democrática.
Pero para ello se tendrá que dialogar y eso no aplica solo para Piñera, tal como recalcó en diálogo televisado con Soto el politólogo Marco Moreno, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central de Chile: “al chileno no le gustan las formaciones políticas completamente negativas, que no buscan a la larga aportar para el avance del país. Creo que no solo el mandatario que salga electo, sino todos los partidos políticos representados en el Congreso, tendrán que ir por la vía del diálogo”.
Entretanto, la concertación de partidos de izquierda registra uno de sus resultados más mediocres desde el retorno de la democracia al país. Piñera incluso se impuso en fortines históricos para la misma como la región de Valparaíso.
Una frase de Beatriz Sánchez, líder del Frente Amplio, tercera fuerza política de Chile, puede resumir la situación actual de los derrotados en la contienda. Cuando se acercó a votar dijo: “no participaremos de ninguno de los dos gobiernos”. De modo que aunque pidieron votar por Guillier, se mantuvo el malestar de los sectores más a la izquierda del espectro frente a esa posibilidad.
La fractura izquierdista que expertos recalcaron reiteradamente en el último mes, terminó pesando y decantando la carrera a favor de Piñera, quien estuvo más centrado en lo importante, debatir sus ideas aspirando a que la gente votara por su experiencia y capacidad.