El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizó este viernes el tradicional desfile desde el Capitolio hasta la Casa Blanca, como muchos mandatarios hizo parte del recorrido a bordo de un vehículo oficial y el resto del trayecto lo atravesó caminando para saludar a sus seguidores.
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Sin embargo, lo curioso de este desfile fue que Trump se bajó de la limusina presidencial pocos metros antes de la entrada de su hotel, junto a Melania, a quien llevaba de la mano, y su hijo pequeño Barron, y caminó saludando a los miles de asistentes congregados a ambos lados de la avenida Pensilvania.
Aprovechó la ocasión, además, para saludar a los empleados de su hotel que portaban un cartel en que se leía la palabra “Gracias”.
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Poco después, Trump, su esposa y su hijo pequeño volvieron a la limusina blindada que será su vehículo oficial en los próximos cuatro años, para continuar el recorrido.
Aunque es habitual que el mandatario baje a saludar a sus seguidores en algún momento del desfile presidencial, es la primera vez que el nuevo presidente lo hace justo ante uno de los edificios que aloja un negocio de su propiedad.
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El Trump International Hotel fue inaugurado el pasado mes de octubre en plena campaña electoral, y cuando aún se desconocía quien sería el vencedor de las elecciones en las que el candidato republicano se impuso a la demócrata Hillary Clinton.