Entre la sombra del expresidente Ricardo Martinelli –detenido desde 2017 en Miami por presunta corrupción relacionada con Odebrecht–, y la promesa de la antipolítica, Panamá parece elegir el punto medio. En las elecciones de este domingo, según varias encuestas, el candidato más opcionado para la presidencia es el centroizquierdista Laurentino Cortizo.
El aspirante del Partido Revolucionario Democrático –fundado por el líder nacionalista Omar Torrijos, quien firmó el tratado para recuperar el canal– cuenta con un 36,1 % de intención de voto, según la última encuesta divulgada por el periódico La Prensa, de ese país.
Detrás de él, los otros dos contendientes con opciones son Rómulo Roux, cercano a la derecha de Martinelli, y Ricardo Lombana, un independiente cuya bandera ha sido una nueva Constitución como respuesta al desprestigio de la política.
Pese a sus diferencias, todos ellos coinciden en un punto: el rechazo al actual presidente Juan Carlos Varela, quien carga con números rojos en la economía interna, con un crecimiento del desempleo en cada uno de sus años de gobierno que en 2018 llegó al 7 %, según el informe de ese año de la consultora Latin Consulting.
Tradición de votar en contra
Para Ernesto Cedeño, analista político panameño, el voto castigo contra Varela hace parte de la identidad electoral de su país. “Aquí, históricamente, se vota por la oposición”.
La principal pregunta para este domingo es, entonces, cuál candidato aprovechará con más fuerza esa tendencia al péndulo político y, dado que en este país no hay segunda vuelta, este sería Cortizo por sus números en las encuestas.
La razón, según explica el exdirector del periódico La Estrella de ese país y analista político James Aparicio, es que logró mantener la unidad de su partido, el cual suele representar entre un 33 y un 35 % del electorado cuando llega sin fisuras a las elecciones.
La apuesta de Roux, quien ha basado parte de su campaña en la nostalgia por la bonanza económica durante el gobierno de Martinelli, es su propia debilidad, debido a los cuestionamientos de corrupción en torno a su mentor político.
Lombana, por su parte, ha jugado de alguna forma a ser la sorpresa fuera de los partidos tradicionales, con una estrategia enfocada en redes sociales. Sin embargo, como explica Aparicio, se trata de un énfasis que le da popularidad principalmente en la clase media-alta urbana y en los jóvenes, pero no alcanza para ganar una elección.
Sin embargo, esta por la renovación política sí podría tener un efecto en el Parlamento. Esto, en un contexto en el que los diputados de los dos últimos quinquenios han afrontado acusaciones de desviación de recursos públicos y, sin embargo, 56 de 71 aspiran a seguir en sus cargos.
La respuesta, desde la ciudadanía, fue una campaña de “No reelección” que dejaría a Panamá, de mantenerse los sondeos, con un presidente de centroizquierda y una Asamblea Nacional fresca que compartirán un reto común: la reactivación de la economía que no sea solo rentable para el mercado internacional