Escondidas en los baños del centro comercial Terminal 21, en la ciudad tailandesa de Nakhon Ratchasima, decenas de personas observaban ayer con estupor, en tiempo real a través de sus teléfonos celulares, lo que estaba ocurriendo en los pasillos del establecimiento.
Las imágenes de las cámaras de seguridad, que registraban el sangriento actuar del joven militar Jakrapanth Thomma, quien antes de ser abatido por la policía se cobró 29 víctimas en la que ha sido calificada como la peor masacre en la historia del país asiático, fueron compartidas mediante plataformas como Line y WhatsApp, lo que puso en alerta a unas 30 personas que se refugiaron en los servicios sanitarios y lograron preservar sus vidas.
“Un amigo, empleado en el centro comercial, estaba en contacto con alguien de la sala de vigilancia y tenía acceso a las imágenes de las cámaras de seguridad. Nos dio informaciones sobre el lugar en el que se encontraba el agresor”, dijo a la AFP Chanathip Somsakul, un profesor de música de 33 años que logró esconderse junto a su esposa y su hija de tres años.
Transmisión en vivo
Pero la tecnología no solo sirvió para salvar vidas, también para cumplir un macabro propósito: el atacante, que utilizó armas que había robado de la base militar de Suatham Phithak en la noche del sábado, transmitió en vivo la masacre en su cuenta de Facebook y luego hizo publicaciones en las que preguntaba si debía rendirse.
Este modus operandi hace recordar al utilizado en otra matanza: la ocurrida en Christchurch, Nueva Zelanda, el 15 de marzo de 2019, cuando un australiano de 28 años abrió fuego en dos mezquitas y acabó con la vida de 49 personas, mientras transmitía todo desde su celular.
Por lo pronto, un portavoz de Facebook declaró a la AFP que la red social “cerró la cuenta del atacante y trabajará noche y día para eliminar cualquier contenido ilegal relacionado con el ataque en cuanto tenga conocimiento”.
Por una propiedad
“Esto no tiene precedentes en Tailandia y quiero que sea la última vez que ocurre”, declaró al respecto el primer ministro Prayut Chan-O-Cha tras visitar a los heridos en el hospital al que fueron trasladados.
Además, puntualizó que el móvil del ataque habría sido “un problema personal” por la venta de una casa, en la que el atacante se habría sentido estafado.
Cientos de personas se congregaron en la noche del domingo a las afueras del centro comercial y encendieron velas en homenaje a las víctimas, mientras que monjes budistas entonaban salmos.