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“La UE está debilitada”: vicepresidente Parlamento
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Ramón Luis Valcárcel, vicepresidente del Parlamento Europeo, ve con dificultad el ingreso de Turquía a la UE y apoya que ante la decisión del Brexit no hay que ceder. FOTO CORTESÍA PARLAMENTO EUROPEO
23 de noviembre de 2016
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El Parlamento Europeo vivió un año inédito. Reino Unido, uno de sus miembros primarios, votó por salir de la comunidad; la agenda de una seguridad colectiva se impuso a la fuerza después de múltiples ataques terroristas por parte de integrantes o seguidores del Estado Islámico, y los populismos se fueron acomodando en los gobiernos, provocando divisiones nunca antes registradas.
Ramón Luis Valcárcel, vicepresidente del Parlamento, vivió con preocupación esos giros en la historia del Viejo Continente. No obstante, en entrevista con EL COLOMBIANO destacó que el órgano también se vio abocado a mirar a América, a Colombia, donde el apoyo a la paz se mantiene pese a la incertidumbre sobre un Acuerdo.
¿Se discute la situación de Venezuela en el Parlamento Europeo?
“Sí, y cuando hablamos de Venezuela, es imprescindible hablar de un diálogo, de unidad. En definitiva, de evitar un quiebre democrático, porque cuando se cierra la puerta a la democracia, se está abriendo la puerta a la violencia”.
¿Y Colombia también está entre sus debates?
“Pretendemos apoyar un proceso de paz, todo ello desde el más absoluto reconocimiento a la independencia del país. Es una apuesta que hemos decidido conjuntamente”.
A pesar de los resultados del plebiscito en Colombia, la UE insiste en el desembolso de 95 millones de euros para la paz. ¿Por qué tan convencidos de que habría acuerdo con las Farc?
“Tenemos mucha esperanza. Los 95 millones son para la fase postpaz, pero incluso hay 585 más que irán a desarrollo económico para reducir inclinaciones hacia la violencia. Esos fondos están previstos, nadie ha retirado nada y todo apunta a que en diciembre puedan girarse”.
A propósito de referendo, ¿Por qué la firmeza de la Unión Europea de no echar para atrás respecto a la decisión del Reino Unido de salir de la comunidad?
“Estamos firmes. Al Reino Unido, ni agua, dicen algunos, porque si no, corremos el riesgo de que al final, otros tantos países, que tienen tentaciones de seguir los pasos de ellos, terminen apuntándose. Hay que ser muy tajante para que cunda el ejemplo. En la Unión Europea estamos viendo el crecimiento de tendencias inclinadas a la extrema izquierda o derecha. Tenemos serias preocupaciones en Austria, Francia, Alemania, y lo que hay que hacer es mantenerse duros para que otros no vean que el camino es fácil”.
¿Qué tanto temor hay por esos brotes populistas?
“El Parlamento nunca había vivido una situación así. Es algo nuevo, inédito. Hemos visto que hay una fragmentación y unos enfrentamientos, cuando un parlamento supranacional es un lugar que no se concibe como una cancha. Sin embargo, ese principio ha quebrado”.
¿Podría decirse entonces que el auge de los extremos tienen a la UE dividida?
“La Unión Europea está debilitada, no dividida, porque no estamos en una fase de confrontación. Probablemente es la consecuencia de una crisis política a la que han respondido los ciudadanos. Ellos están sintiendo una desafección hacia el político tan grande como preocupante. Los políticos no han atendido al dolor, al sufrimiento del ciudadano”.
Pero a la hora de las discuciones, los divide por ejemplo el ingreso de Turquía a la UE...
“Para la Unión Europea todavía es un tema muy difuso. Es preciso que Turquía adopte una serie de valores democráticos y los lleve a la práctica”.
Turquía ha intentado presionar su ingreso haciendo notar que su posición es vital para contener la ola de migraciones hacia Europa...
“Sí. El juego está en que Turquía sabe que tiene un papel importante con los movimientos migratorios, sobre todo con aquellos que se camuflan, trasladando el escenario del yihadismo a la Unión Europea. Turquía entonces se hace fuerte y trata de negociar en lo que más le interesa, el ingreso a la Unión. Pero en este caso, la UE está muy fragmentada. Hay un bloque que cree que está bien, pero otro que considera que no es el momento. Las razones son evidentes. La Unión es una unión de valores. En tanto Turquía no lo acepte, pues será muy difícil que entre”.
¿Cree que la estrategia de pagar a Turquía por contener migrantes fue apropiada?
“Yo creo que ha funcionado, no como debería, pero no ha fracasado. Vemos que los movimientos migratorios han disminuido desde entonces. Luego, algo bien se ha hecho. Otra cosa es que no se haya dado la satisfacción total que se esperaba. En parte, creo que Turquía no ha dado la respuesta que se esperaba. Ha sido difuso su empleo de los fondos que les dimos”.
¿Cuál es la mejor forma entonces de resolver el problema de los refugiados?
“Es muy difícil. Es la suma de muchos elementos. Primero, tiene que funcionar el principio de solidaridad. Muchos europeos han sido acogidos en otros países después de las guerras, por tanto, no podemos es rechazar de plano la llegada de inmigrantes. Segundo, hay que saber cuál es el origen del problema. Si el problema se llama guerras, hay que intentar acabar con ellas. Si el problema se llama hambre, hay que generar riqueza en países de origen”.
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