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La tensión en la península coreana se ha elevado varios grados en las últimas horas. Los dos países, separados por el paralelo 32, la que se suele presentar como la frontera más vigilada del mundo, han realizado movimientos militares que se han entendido como una amenaza a ambos lados de la frontera. El Norte movió ficha primero.
Cuando ya finalizaba el miércoles las agencias internacionales reportaron el lanzamiento de “un proyectil no identificado” al mar de Japón, que separa a ambos países. Ya el lunes las autoridades norcoreanas habían festejado ensayos exitosos de un nuevo modelo de “misil de crucero de larga distancia” realizados el fin de semana.
Según la Agencia Central de Noticias Coreana (KCNA), los misiles alcanzaron blancos a 1.500 kilómetros de distancia, lo que si bien no lo vuelve una amenaza para Estados Unidos, sí para los vecinos más cercanos, como reconoció poco tiempo después del lanzamiento el gobierno de Estados Unidos.
Toca los misiles negros para medir el alcance
“El lanzamiento viola múltiples resoluciones del Consejo de seguridad de la ONU y significa una amenaza a sus vecinos y a otros miembros de la comunidad internacional”, dijo un vocero del Departamento de Estado, refiriéndose a Corea del Norte. La respuesta de Corea del Sur, sin embargo, ha sido mucho más contundente.
Horas después del movimiento norcoreana, el ejército del sur disparó con éxito un misil balístico desde un submarino, lo que lo convierte en el séptimo país del mundo en poseer esta tecnología. La hermana del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, Kim Yo Jong, criticó el movimiento de su vecino.
Seúl (la capital de Corea del Sur) tiene una “actitud ilógica que describe su comportamiento como una acción legítima de apoyo a la paz y la nuestra como una amenaza a la paz”, dijo Kim Yo Jong en un comunicado difundido por la agencia de prensa oficial norcoreana KCNA. El movimiento de ambos países ha despertado la alerta del mundo ante lo que podría ser el inicio de una carrera armamentística en la península.
Tanto, que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió a puerta cerrada para tratar el lanzamiento de los misiles. “Todos hemos condenado lo sucedido. Todo el mundo está muy preocupado por esta situación”, declaró a la prensa De Rivière tras la reunión, que duró tres cuartos de hora, citado por la agencia AFP.
“Por supuesto, necesitamos un diálogo político, una solución política, pero el requisito previo es el respeto por Corea del Norte de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, continuó el diplomático. Estos intentos de diálogo se han repetido en los últimos años sin que se haya podido lograr algún avance sustancial.
Un acercamiento olvidado
Donald Trump se convirtió en junio en el primer presidente de Estados Unidos en pisar Corea del Norte en los últimos 70 años. El encuentro se dio entonces de manera tan inusual que pocos previeron que fuera a resultar en algo más que eso, una foto histórica. Todo se organizó en cuestión de minutos.
Trump acababa de culminar la cumbre del G20 que se realizó en Osaka, Japón, y aseguró que viajaría rumbo a Corea del Sur para encontrarse con su homólogo de ese país, Moon Jae-in. “Mientras esté allí, si el presidente Kim Jong-un de Corea del Norte ve esto, me reuniría con él en frontera, solo para darle la mano y saludar”, escribió el entonces presidente norteamericano en su cuenta de Twitter.
Pocas horas después se encontraba en la frontera entre ambas coreas estrechando la mano de Kim Jong - Un. La reunión duró 45 minutos, según reseñó la agencia AFP. Al final, el republicano anunció el reinicio de los contactos para negociar con ese país el fin de su carrera en las armas nucleares. De esa negociación no resultó nada.
Sobre Corea del Norte recaen una serie de sanciones internacionales por el avance de sus programas de armamento nuclear y de misiles balísticos. Eso, sin embargo, no le ha impedido avanzar en estas áreas.