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Con el resultado de las elecciones parlamentarias en Reino Unido, la salida de ese país de la Unión Europea (Brexit) estaría cercana a consolidarse.
Ni las encuestas pronosticaron una victoria tan aplastante como la que obtuvo el Partido Conservador del primer ministro Boris Johnson. De los 650 escaños que tiene la Cámara de los Comunes (cámara baja del Parlamento) se quedó con 365, una mayoría categórica que le permite ejecutar sus proyectos ante un debilitado opositor, la colectividad Laborista, que solo tendrá 203 curules, más otras fuerzas políticas minoritarias.
Su promesa desde que arribó a Downing Street tras las consultas internas de los conservadores a mitad de año fue hacer el Brexit, con o sin acuerdo con la comunidad europea. Llegó al poder y el Parlamento bloqueó su gobernabilidad, hasta este diciembre, cuando tiene el camino abierto. “Recibimos un mandato en estas elecciones y vamos a honrarlo para el 31 de enero (...) Vamos a trabajar con la UE como amigos e iguales”.
El calendario avanza y la fecha trazada se acerca. La Cámara de los Comunes tendrá que sesionar este mes y a comienzos de enero para aprobar el proyecto de Ley del Acuerdo de Retiro. Así, a partir del 31 de enero de 2020, comenzaría el periodo de transición hasta efectuar la salida esa misma fecha, pero en 2021.
“La idea de una Europa unida se va a alterar porque la ausencia británica supone un cambio de paradigma y exige una refundación. Estará ausente un vector Atlántico determinante en los equilibrios que llevará a una reconfiguración interna de las otras potencias diligentes”, relata el escritor español experto en política, José María Lassalle.
Este es el mejor resultado para los conservadores desde la era de Margaret Thatcher (1979 - 1990) y el peor para los laboristas desde 1935. Y, la primera vez que se consolidan las mayorías de una manera tan clara desde el referendo del Brexit en junio de 2016. Ahora Johnson es el único primer ministro que logra sobrevivir al retiro de la Unión Europea después de la sepultura política de David Cameron a un mes del referendo y el fracaso de su sucesora, Theresa May, para lograr un retiro dialogado.
Reino Unido no ha terminado de salir de la Unión Europea y se avecina otra crisis: un deseo independentista que renace en una Escocia que quiere seguir en el territorio común. El Partido Nacional Escocés logró 48 escaños de los 59 posibles para ese territorio y su líder, Nicola Sturgeon, ya reclamó un segundo referendo para intentar separarse de los británicos, amenazando con el fin de la unión con Londres de 300 años.
En Irlanda del Norte, una de las cuatro naciones que conforman el Estado, el Partido Unionista Democrático (cercano a Londres) perdió dos escaños, mientras que los nacionalistas del Sinn Féin se mantuvieron firmes. Y la colectividad Laborista de Corbyn no fue la única en fracasar. El Partido Liberal Demócrata se hundió pasando de 12 escaños a solo 11, con el anhelo del pasado a cuestas de los tiempos en los que alcanzaba más de 60 curules en el Parlamento.
Pero es el fracaso del Laborista el que más abre paso a las iniciativas de Johnson. El exintegrante del partido, Denis MacShane, relata que Corbyn es un “socialista débil. La gente no quería que fuera primer ministro porque lo relacionan con antisemitismo, con ideologías cercanas a la de Chávez en Venezuela. Si tienes a un líder de un partido que la gente rechaza, pues el partido será rechazado también”.
Así, las urnas abonaron el terreno para concretar el Brexit, un hito en la política internacional que podría hacer tambalear la economía de 28 países que durante décadas funcionaron como una sola comunidad y que está por perder a uno de sus fundadores. La gente está en el medio: ciudadanos de otros países europeos que dejarían el Reino Unido y británicos que podrían regresar a casa.