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Murió el príncipe que nunca pudo ser rey. Felipe de Edimburgo falleció a los 99 años en el Castillo de Windsor, el único lugar que consideró alguna vez un hogar y en el que, no sin resistencias, logró ser aceptado. Destinado a ser el intruso de la aristocracia británica y a la vez su mayor representante, Felipe será recordado como el que mejor entendió su papel en la monarquía: siempre, tres pasos atrás de la reina.
Si existió eso que alguna vez se llamó “sangre real”, tuvo que circular en su cuerpo. Nació el 10 de junio de 1921 en la residencia de la familia real de Grecia. Fue el quinto hijo (único varón) del príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca (que a su vez era tío abuelo de la reina Sofía de España) y de Alicia de Battenberg (princesa...
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