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Dinamarca anunció ayer el cierre temporal de su embajada en Kabul y la repatriación de todo el personal por el empeoramiento de la seguridad en ese país debido al avance de los talibanes, que se presenta desde el anuncio de la retirada de las tropas estadounidenses.
“Los daneses que estén en Afganistán deben abandonar el país de forma inmediata. La situación es grave. Hemos tomado las medidas necesarias”, señaló en rueda de prensa el ministro danés de Asuntos Exteriores, Jeppe Kofod.
La posibilidad de represalias a los afganos que han trabajado para las fuerzas armadas de países occidentales ha hecho que varios naciones, entre ellas Estados Unidos, Canadá, Noruega, Reino Unido y hasta la misma ONU, hayan anunciado su evacuación.
Alemania, por su parte, reducirá “a mínimos absolutos” el personal de su embajada, anunció el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, ante el avance y la conquista por parte de los talibanes de 17 ciudades del país centroasiático. Y apremió a todos los nacionales alemanes a abandonar lo antes posible Afganistán.
Alemania completó el pasado junio la retirada de sus tropas en Afganistán, que formaban el segundo mayor contingente internacional en ese país, tras Estados Unidos. En su última etapa, estaban destacados unos 1.100 efectivos alemanes, principalmente en el norte del país.
Por su parte, Estados Unidos enviará esta semana miles de tropas a Afganistán y el Golfo Pérsico para evacuar a la mayor parte del personal de su embajada en Kabul, ante un creciente temor de que la capital afgana pueda caer en manos de los talibanes en el próximo mes. El Pentágono anunció el despliegue de al menos 7.500 militares en la región, entre ellos 3.000 que llegarán en las “próximas 24 a 48 horas” al aeropuerto internacional Hamid Karzai de la capital afgana para ayudar a sacar del país a cientos de empleados de la embajada.
La decisión supone un notable giro de timón después de semanas en las que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, insistió en que los avances de los talibanes no le harían replantearse la retirada militar del país, que ya estaba completa al 95 %, según el Pentágono