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El misterioso crimen de la neerlandesa Durdana Bruijn, ocurrido el 19 de septiembre del 2015 cuando estaba en un velero con su esposo Peter Putker en el sector Bahía de Las Mantas, en Isla Grande (Islas del Rosario), ha quedado resuelto con un primer final sorpresivo e inesperado para muchos en Colombia.
El veterinario, de 65 años, fue absuelto por un tribunal neerlandés, en una decisión de primera instancia, al concluir que en su caso no se aportaron pruebas convincentes de su culpabilidad. La Fiscalía había exigido ocho años de prisión contra Putker (Petrus Hendrickus Maria Putker).
Peter siempre se ha mantenido en la versión de que piratas encapuchados subieron a su embarcación, lo golpearon y luego estrangularon a su esposa.
“Estaba en el baño cuando entraron dos hombres con máscaras. Escuché a Durdana gritar justo antes de que eso sucediera. No pude llegar a mi esposa, dos perpetradores me retuvieron allí. Traté de resistir, me puse una máscara, pero me mordieron la mano. Tuve que soltarme y me agarró por la garganta. Pensé: se acabó. Lo harán, ya terminé”, relató Putker en la audiencia que se realizó el viernes pasado en la ciudad de Utrecht, en los Países Bajos.
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La corte neerlandesa estableció que Peter ha ajustado su declaración varias veces, pero ha sido coherente en partes esenciales. El tribunal encontró, entre otras cosas, evidencia forense que confirma la historia del veterinario y también considera que su declaración es “auténtica” en varios puntos.
Para el tribunal, un motivo ha permanecido invisible desde el principio. “Putker y su esposa tenían una relación amorosa, no había evidencia de conflicto y se sabía que él era cualquier cosa, menos violento”, dijo el tribunal neerlandés en una información recogida por el periódico De Telegraaf en Utrecht.
El Ministerio Público había señalado como elementos sospechosos que los atracadores solo se habían llevado una cantidad limitada de botín y que no habían dejado rastros. El tribunal refutó esas objeciones y aclaró que un robo no siempre sale según lo planeado.
Muchos de los objetos de valor en el yate eran pesados, empotrados o difíciles de encontrar. El tribunal agregó que encontraron un rastro en el inodoro que sugiere que otras personas estuvieron en el barco y también señaló que han ocurrido varios robos en esa zona insular de Cartagena, incluso en un yate de vela. Por eso el botín entonces era limitado, precisa el tribunal.
La investigación colombiana, a cargo de la Fiscalía, mostró que solo encontraron rastros de la pareja a bordo y no de un posible atracador.
Putker calificó la sentencia de ocho años solicitada por la Fiscalía como “un gran impacto”. “No podría haber imaginado eso en mis sueños más locos. Todo esto arruinó mi vida. Ya era bastante malo haber perdido a Durdana. Yo no lo hice, y desde el primer momento traté de transmitir todo con claridad”.
Navegando por el mundo
Durdana tenía 54 años y en el 2015 decidió salir de Países Bajos para hacer una travesía junto a su esposo Peter, un veterinario retirado. Zarparon en su velero “Lazy Duck” (pato perezoso), y dieron marcha.
La búsqueda de aventuras los trajo a Colombia, haciendo un recorrido por sitios turísticos.
El 15 de septiembre de 2015 llegaron a la bahía de Cartagena, provenientes de Santa Marta.
Cuatro días después fondearon su nave en Isla Grande. Peter dijo a las autoridades colombianas que en la noche tenía preparada una cena romántica para su mujer cuando al barco subieron cinco sujetos encapuchados y lo golpearon en la cabeza. Al despertar y salir a la proa, encontró a su mujer muerta.
Indicó desde el primer momento que se trató de un ataque de piratas y que le habían hurtado varios elementos. Sin embargo, las autoridades tuvieron dudas, pese a que Peter indicó que varios elementos de valor habían sido robados por los delincuentes.
“Pese a lo que dijeron las autoridades en un principio, sabemos que en ese sector de las islas sí puede haber piratas, como pasó hace un par de meses -a principios de julio de 2016- cuando intentaron atracar a una pareja de españoles que estaban en su yate en ese mismo sector”, puntualizó en su momento el abogado defensor de Putker.
Luego de la muerte de Durdana, el velero en el que ocurrió el hecho quedó a disposición de la Fiscalía Seccional Bolívar y anclado en la bahía, junto a la estación de Guardacostas de la Armada en Bocagrande. Seis meses después, investigadores de la Policía de los Países Bajos llegaron a Cartagena y realizaron una inspección al velero para tener sus propias conclusiones en la indagación que empezaron contra Putker.
Aunque en un principio las autoridades indicaron que había sospechas sobre Peter porque en el bote hallaron todas sus pertenencias, este explicó en una entrevista exclusiva a El Universal que los sujetos que subieron a su barco sí se llevaron varios elementos, entre ellos una cámara y lentes de cámara.
Reacciones
“Me duele que papi extrañe a mami. Mamá trajo calidez a nuestras vidas y alegría”, dijo Roderik, hijo de Durdana y Peter a la corte, según reseña el diario De Telegraaf. En abril de 2016, casi siete meses después del crimen de su mamá, Roderick regresó a Cartagena para, por primera vez, llegar a la Bahía de Las Mantas, en Isla Grande, e inspeccionar la zona donde mataron a su madre. A finales del año pasado volvió a Cartagena y comentó que creía firmemente en la versión de su padre y que no había motivos para que él intentara agredir a Durdana.