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Los elogios fueron y vinieron. Del lado ruso, el presidente Vladimir Putin insistió una y otra vez en que China debe ser una sola y no debe tener a Taiwán como un país independiente; y desde el lado de China, su homólogo Xi Jinping celebró los negocios entre ambas naciones.
Tras las alabanzas de parte y parte, llegó una conclusión que si bien no preocupó a los países occidentales, sí encendió las alarmas, por lo menos en Estados Unidos: Putin y Jinping se declararon el nuevo faro del mundo y aseveraron que, como tal, deben asumir el rol de las potencias que son.
“China está dispuesta a hacer esfuerzos con Rusia para asumir su responsabilidad de grandes potencias, y tomar el papel de guía para inyectar estabilidad y energía positiva en un mundo caótico”, fueron las palabras de Jinping a Putin durante su reunión.
Ambos mandatarios coincidieron en que deben trabajar mancomunadamente para crear un nuevo orden mundial que se acomode a los interese de los dos países, y ese orden del que hablan está relacionado con temáticas económicas, políticas y hasta asuntos de cooperación militar en caso de una nueva guerra mundial.
Con este panorama, Putin le respondió a Jinping que el modelo de un mundo unipolar debe cambiarse porque “han cobrado recientemente una forma absolutamente fea y son completamente inaceptables”, declaró Putin.
Aliados en el nuevo orden
La reunión entre los dos autócratas más poderosos del planeta contó con la presencia de otros países que siguen la misma línea y mostrarían interés en la creación de este nuevo orden mundial planteado por Jinping y Putin en la ciudad Samarkanda, en Uzbekistán.
En palabras de Xi-Jinping el encuentro sirve de ejemplo de como “grandes potencias mundiales juegan un papel de liderazgo para conducir ese mundo rápidamente cambiante a una trayectoria de desarrollo estable y positivo”
El esperado estrechón de manos de Jinping y Putin se dio en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), de la cual hacen parte India, Pakistán, Turquía, Irán, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán. La OCS se fundó en 2001 como una organización con fines políticos, económicos y de seguridad para intentar fortalecerse ante las prácticas y lazos de los estados occidentales.
Y aunque no es una alianza militar como la OTAN, ni un bloque económico como la Unión Europea, dentro de sus intereses si está velar por la seguridad militar y económica de los países miembro.
“La OCS ofrece una alternativa real a las organizaciones Occidente-céntricas”, manifestó el asesor de política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov.
En la agenda de ambos mandatarios están contempladas las reuniones con los presidentes de Irán, Ebrahim Raisi; y de Turqía, Recep Tayyip Erdogan. Este viernes se encontrará con el primer ministro indio, Narendra Modi.
Por su parte, el presidente chino también se reunió en Uzbekistán con su par bielorruso, Alexander Lukashenko, quien le agradeció el apoyo chino “en estos tiempos difíciles”. La importancia de Bielorrusia en esta cumbre es que cumple un papel de observador en la OCS, pero también es cercano a Rusia.
La ganancia para Xi-Jinping después de este encuentro es que podrá exhibir sus credenciales como dirigente global mucho antes de que se realice en octubre el congreso del Partido Comunista, en el que buscará un tercer mandato.
La reunión entre Putin y Xi-Jinping sirvió para fortalecer lazos económicos que solo en 2021 dejaron 140 millones de dólares en negocios entre ambos países, además, el fortalecimiento de una promesa hecha en febrero de 2022: una amistad sin límite.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.