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Verdugos del secretismo gringo aún tienen sus líos

Julian Assange, de WikiLeaks, ganó batalla legal en Suecia. Chelsea Manning salió de prisión esta semana. Edward Snowden sigue en el exilio.

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20 de mayo de 2017
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Los nombres de Julian Assange, Edward Snowden y Chelsea Manning generan controversia mundial, como íconos que son de la filtración de documentos secretos de gobiernos poderosos como Estados Unidos y Rusia. Los tres pagan un duro precio por ser verdugos del secretismo estatal y los cobijan las pasiones de quienes los ven como héroes o villanos.

De los tres, apenas para Manning terminó esta semana la pesadilla legal en Estados Unidos. Chelsea -que nació hombre y fue bautizado como Bradley Edward- pagó 3 de los 35 años a los que fue condenada por filtrarle al portal WikiLeaks información clasificada sobre la guerra de Irak y Afganistán. Volvió a la libertad, porque, siendo presidente, Barack Obama le conmutó su pena. Assange, festejó ayer la decisión de la Fiscalía sueca, que le cerró un caso de presunta violación, pero aún teme ser extraditado a Estados Unidos.

Divulgar información reservada implica una falta contra la seguridad del Estado y su gravedad depende de la legislación de cada país. José Gregorio Hernández Galindo, expresidente de la Corte Constitucional, dice que por ello son tan controvertidos los tres personajes citados. Y, por ello también, Donald Trump es tan criticado al, supuestamente, entregarle datos secretos a Rusia. En su opinión, al sistema jurídico le haría bien la revelación de informaciones, cuando hay de por medio la comisión de algún delito o planes que atentan contra los derechos humanos. De resto, cree que mientras los órganos estatales desarrollen sus investigaciones lo mejor es mantener la reserva.

El director de la Fundación para la Libertad de Prensa, Pedro Vaca Villareal, anota que la tensión está entre el interés público de lo revelado y las normas que se transgreden. Si el primero es superior, hay que proteger a los denunciantes. Si eso no se hace, el miedo impediría que quienes trabajan en inteligencia divulguen las irregularidades que conozcan .

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