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La jornada de ayer en el país vecino estuvo marcada por manifestaciones opositoras y contramanifestación chavista, disturbios y gases lacrimógenos, proclamas de referendo revocatorio y vivas al programa Misión Vivienda. Más allá de todo eso, nada parece servir para sacar a Venezuela del estancamiento político, económico y social en el que se encuentra.
Mientras que ciudadanos descontentos acompañaron la convocatoria de la oposición en las principales ciudades del país, el chavismo respondió con una marcha en Caracas rumbo al Palacio de Miraflores. Hasta ahí todo parecía normal, pero la oposición denunció reiteradamente la represión sufrida durante las protestas, en especial la que se realizó en la capital, ya que las autoridades impidieron el paso de su movilización pacífica rumbo a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Tanto así que el dos veces candidato a la Presidencia y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, fue víctima de una agresión con gases lacrimógenos que la Policía estatal le arrojó al rostro, cuando intentaba proseguir hasta dicho lugar.
Tal como informó Efe y confirmó el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús Torrealba, el hecho se produjo mientras Capriles intentaba dialogar con los efectivos policiales para que permitieran el paso de la marcha pacífica.
“Lamentablemente se produjo esa situación, fue afectado nuestro hermano Henrique Capriles con un paralyzer que fue dirigido a su rostro. Se trata de una acción cobarde pues todo el mundo sabe que Capriles fue operado recientemente por lesiones en su cara, así que es despreciable ese tipo de agresión”, dijo Torrealba.
Más allá de la represión, ¿en qué se beneficia el gobierno con ejercer fuerza ante las protestas? Para Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia, el efecto es completamente distinto a lo que prevé.
“El gobierno sabe que pierde en las urnas y va a hacer todo lo posible por impedir un referendo. Incluso creo que también entorpecerá las regionales. Con la represión a las marchas, por otra parte, la oposición queda como víctima y el gobierno se debilita. El chavismo está mostrando miedo al impedir que los opositores realicen la manifestación”, explicó.
No obstante, Castillo invita a mirar más allá del inmediatismo de las protestas, ya que considera que “el juego le está saliendo bien al chavismo, porque muestra como si estuviera permitiendo el proceso del referendo, mientras que lo aletarga más allá del 10 de enero para que en caso de que destituyan a Maduro, igual no puedan tumbar al gobierno chavista. La gente además, se podría cansar de los pocos resultados de las iniciativas opositoras”.