viernes
7 y 9
7 y 9
El ambiente de civismo y paz en el que los venezolanos votaban en el plebiscito simbólico contra la Asamblea Constituyente convocada por el presidente Nicolás Maduro, se rompió a eso de las 3:00 p.m., cuando un comando paramilitar del régimen disparó de manera indiscriminada contra las personas que hacían fila para votar en una de las mesas del oeste de Caracas. En el atentado, una mujer murió y tres personas más resultaron heridas.
En otros actos vandálicos, un comando armado lanzó gases lacrimógenos contra personas que ejercían su derecho al voto, mientas que el periodista Luis Olavarrieta, del canal Caraota Digital, denunció que varios sujetos armados lo golpearon y le robaron sus pertenencias cuando cubría la consulta opositora sobre la Constituyente, también en el oeste de la ciudad.
No obstante lo anterior, desde las primeras horas de la mañana se formaron grandes filas en los llamados “Puntos Soberanos”, en los que con solo presentar la cédula se tenía acceso a la planilla de consulta.
La agilidad en el ejercicio de voluntad ciudadana marcó la pauta, pues los electores demoraron menos de un minuto en marcar la decisión de su preferencia (SI/NO) a las tres preguntas formuladas, sobre el desconocimiento a la Asamblea Nacional Constituyente, la defensa de la Constitución y la renovación de los poderes públicos.
La asistencia fue masiva incluso en sectores populares en los que dominaba el partido de gobierno (PSUV), lugares en los que se vio a los antiguos seguidores del oficialismo, ataviados de pies a cabeza con indumentarias de color rojo, pero votando en contra de la Constituyente.
EL COLOMBIANO, en su recorrido por Táchira, comprobó que personas que laboran en la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) asistieron a los “Puntos Soberanos” y expresaron, a través del voto, su rechazo a la convocatoria del Gobierno. Aunque intentamos hablar con uno de ellos, se negó a dar declaraciones, afirmando que lo hacía por su seguridad.
Igualmente se observó a funcionarios de seguridad (policías) ejerciendo su deber ciudadano contra la constituyente. Cerca del mediodía, el material y los cuadernos electorales empezaron a agotarse en algunos de los puestos.
La convocatoria opositora se convirtió en una fiesta donde la hermandad y la solidaridad también se pusieron de manifiesto. La presencia marcada de personas de la tercera edad, jóvenes, familias completas y congregaciones religiosas fue notoria. Una religiosa de la congregación de las “Carmelitas Descalzas” dijo que no para de orar por Venezuela. Con la camándula en la mano, la hermana aseguró que “el país está viviendo una terrible dictadura”.
Pablo Contreras, un votante, al ser abordado por este diario una vez cumplió con su cita, calificó su decisión como “importantísima para la historia de Venezuela. Tanto como el 5 de julio de 1811 (Independencia del país). Vine porque quiero un mejor futuro para mis hijos y la familia. Tenemos que llevar a nuestro país a un mejor futuro”.
En cada “Punto Soberano”, de los 2.030 que se instalaron a nivel nacional, funcionaban entre 10 a 15 mesas de votación promedio, lo que permitió que la jornada transcurriera de manera rápida, segura y sin contratiempos, gracias al apoyo de los 42.272 miembros de mesa y más de 80.000 voluntarios.
La logística desplegada por los grupos de garantes del voto (sociedad civil, movimiento estudiantil y partidos políticos), además de la organización se diferenció bastante de los procesos organizados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Plan República, que se han encargado siempre de las jornadas electorales en Venezuela.
“Tengo sentimientos encontrados, desde que me levanté muy temprano quería venir a ejercer mi deber como venezolana, rechazando algo que nos quieren imponer. La alegría y el buen espíritu de quienes aquí están es contagiante y la música venezolana que se oye de fondo me hace sentir más ciudadana y feliz por estar aquí. Pero saber que mañana al Gobierno le va a importar nada lo que aquí manifestemos, me corta las alas. El CNE no va a aceptar nuestra voluntad”, dijo Ana Laya, una de las mujeres que votaba en la zona fronteriza.
Todo esto lo advirtió luego de que la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, organismo del chavismo, frente a la masiva votación, expresara en rueda de prensa que lo que hacía la oposición “es una actividad política que no tiene ninguna consecuencia jurídica (...). Lo importante aquí es que no se generen falsas expectativas ni tampoco genere ningún intento de violencia”.
Aunque se esperaba que las mesas de votación fueran cerradas a las 4:00 p.m., se mantuvieron hasta las 7:00 p.m., ya que la afluencia de votantes no permitió cumplir el horario establecido.
Contrario a la algarabía, música, derroche de color rojo en carteles, carros vallas y cuanta publicidad y vestuario de otros tiempos en las huestes que salían a defender al chavismo, por lo exhibido ayer cuando salieron a votar en la jornada de simulacro convocada para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se evidenciaba que los simpatizantes del Gobierno están cansados o perdieron el entusiasmo en la defensa de la revolución.
A pesar de que la organización la llevó el órgano electoral y miembros del Plan República (Fuerzas Armadas Nacionales), los simpatizantes del chavismo manifestaron su molestia por las horas de espera en cola sin motivos aparentes. “Hice dos horas de cola hasta que al fin logré pasar, mi sorpresa es que cuando llego al salón donde están las máquinas electorales ahí no hay gente, está solo. ¿Cómo es posible que nos hagan esto?”, dijo Ómar Delgado, militante del PSUV.
Por su parte, un funcionario público que pidió el anonimato, reveló que votó nulo en el simulacro. “No tengo otra opción sino venir, hacer cola y votar, pero no votaré por la Constituyente, porque no estoy de acuerdo. Vine casi obligado, porque no quiero represalias”.
Lucena dijo que el simulacro para la Constituyente, organizado por el CNE, sí es válido y que “se desarrolló con normalidad”.
No obstante que el ejercicio democrático fue considerado un acto simbólico, sí se constituye como un triunfo para la oposición y un campanazo antichavista del que fue testigo el mundo.